lunes, 26 de noviembre de 2012

VIII.-RIESGO DE LA VIDA EN NUESTRO PLANETA


          1. El drama de nuestra madre tierra y de la vida que cobija
          La humanidad está enfermando a la Tierra, y ésta no tiene repuesto, la está convirtiendo lentamente en un peligro para la vida, una Tierra incógnita porque los parámetros que la regían desde hace miles de años están variando, ya que estamos generando en ella un problema ambiental grave, y la actual humanidad debe darse cuenta del tamaño de la crisis que enfrenta, la cual es un reto trascendental del siglo XXI. Roguemos a la Santísima Virgen María por la conservación de la vida en la Tierra porque ella tuvo el privilegio de tener en su seno al Dios dador de vida, al Creador que en 7 días hizo la luz, las aguas, la atmósfera, la biodiversidad, litósfera y demás componentes de este planeta, roguemos a María Virgen y Madre de este Creador “quien de sus pechos bebió su ternura y a sus brazos cayó de la cruz” (1).
          “Dios creó todo para el hombre, pero el hombre fue creado para servir, amar a Dios y para ofrecerle toda la creación” (según enseñanzas del Catecismo). La madre del Creador lo único que hizo en su vida terrenal fue servir y amar a Dios y con amor le ofreció todo su ser creado por Él, al servicio de la redención de la humanidad entera.
          La tierra estaba creada para disfrutarla mesuradamente, con respeto y cuidado, y no para depredarla en afán de lujos y exagerado confort, egoísmo o soberbia de riqueza. Por eso, Cristo y María nos enseñaron un modelo de vida sencilla y humilde, no de opulencia. Nuestro planeta es hermoso y a pesar de cobijar, favorecer y proteger a toda forma de vida es también frágil, y merece ser cuidado con delicadeza. De allí que siempre hemos debido proteger los recursos naturales de nuestro planeta porque son importantes y necesarios para el desarrollo de la vida, sana supervivencia nuestra y de las demás especies.
          La humanidad depende de los bienes y servicios que ofrecen los diversos ecosistemas, por lo que es necesario restaurarlos y protegerlos. Pero la tierra se convertirá progresivamente en menos rica y hermosa, en un planeta informal e improductivo, porque eso significa también el recalentamiento global, ya que desde el siglo XVIII estamos realizando ruinosa explotación de ella, “las cicatrices que surcan la cara de nuestra tierra, como la erosión, la deforestación, el expolio de los recursos minerales y de los océanos, se debe a un insaciable consumismo” (2).
          A nivel mundial hay un despilfarro de los recursos del planeta, los cuales los usamos en un ritmo mayor al de su recuperación y hay explotación incluso de los no renovables. Se está produciendo así una degradación ambiental mundial, pues hay deterioro del medio ambiente (3). “La madre tierra no soporta más el tipo de uso que la civilización dominante está causando sobre los ecosistemas, nuestra tierra no aguantará, señaló Magaly Rey Rosa de la organización guatemalteca Madre Selva. Occidente ha convertido a la madre tierra en una mercancía y la consecuencia es el cambio climático aseguró Rodolfo Pocop” (4). Este cambio climático es incuestionable e irreversible, pronto se hará más estrecho y somos responsables de ello.
          La economía mundial consume cada vez más recursos naturales, cuanto más recursos consumimos mayor es el impacto medio-ambiental. Está ocurriendo un recalentamiento del planeta por el deterioro de la atmósfera que las emanaciones de las grandes industrias producen sobre ella. Este hecho trae consigo cambios en los climas aparejados con desastres mundiales como sunamis, lento hundimiento de las islas, deshielos glaciares, etc. ¿Cómo podemos proteger el medio ambiente a la vez que realizamos progreso económico? ¿Por qué tenemos que seguir destruyendo el medio ambiente para progresar? ¿Podemos conciliar la economía con la ecología? A estas preguntas deben responder principalmente las naciones industrializadas y sus transnacionales, como por ejemplo Estados Unidos y ahora también China, además de los países europeos desarrollados.
          De allí que debemos mirar el ejemplo de la Santísima Virgen María y José que dieron a Jesús una vida humilde y modesta, sin lujosas comodidades, menos las que podrían ir en detrimento de la riqueza e integridad de la madre tierra. Y aun sabiendo ellos de la majestad de Jesús por ser Hijo de Dios, quien se merecía el mejor bienestar económico aquí en la tierra. Así es como la Virgen María se fue a un establo en Belén y allí compartió la morada de los animales y con ellos el milagro de la venida del Dios Redentor, también con los humildes pastores. Todo ello dispuesto así por voluntad divina.
          Para la Virgen María fue suficiente colocar al niño en un pesebre, la naturaleza ya se encargaría de darle el oxígeno suficiente y el calor acogedor y moderado para su naciente vida. Pero ahora muchos niños incluso desde el vientre materno son envenenados con gases, como sucede en la Oroya, Perú en donde nacen niños con ciertos niveles de plomo en la sangre, producto de las emanaciones de las minas en ese lugar.
          El consumismo salvaje da lugar a un gasto energético exagerado en las industrias, los medios de transporte, etc., la tierra entonces poco a poco se recalienta, se derrite a causa de los gases de efecto invernadero que producimos, así hay interferencia del hombre sobre la atmósfera y el clima, éste es un problema que nos involucra a todos. “Respetados científicos han manifestado que la Tierra ha entrado desde hace algunos años, y provocada por nosotros mismos, a la era denominada Antropoceno, que podría ser una de las más cortas de la historia del planeta, concluyendo en una extinción masiva de los seres vivos. La provocamos con la contaminación, la invasión de zonas vírgenes, la minería y el uso de combustibles fósiles” (5).
          Estamos por ello embarcados en una especie de suicidio masivo, arrastrando también a la muerte y extinción a otras especies de seres vivos, pareciera que pronto habrá un fin para la vida de las plantas y de los animales. La biodiversidad está siendo amenazada para su extinción, las condiciones favorables que para la vida y su florecimiento puso Dios sobre la Tierra están siendo vulneradas a consecuencia de la acción del hombre. Antes, estas condiciones naturales favorecieron también la vida de Jesucristo en la Tierra, cuando la Virgen María de su seno nos entregó al Dios vivo para que nos acompañe, y creciendo Él a su lado compartió también nuestras vidas y nuestra morada terrenal (6).
          Ella gozó de un planeta fresco y limpio, así desea para nosotros también. La luz de la estrella de Belén iluminaba la faz de la Tierra que recibió al Mesías prometido, ¡era una atmósfera pura y limpia! Ahora tenemos al cielo oscurecido lentamente por la sombra de la polución que producimos como hollín, dióxido de azufre, nitritos, etc., que de manera lenta nos va impidiendo el pase de los rayos de la estrella solar. (Película “Calentamiento Global, Discovery Channel en la escuela”.
          Los bellos paisajes como el que encontró María en Belén, para el nacimiento de Jesús, están ahora siendo amenazados para su destrucción cuando envenenamos a los ríos, talamos los bosques, contaminamos los aires, sembramos el veneno para la droga, propiciamos la desaparición de las especies vivientes, ejercemos malas prácticas en la agricultura o la ganadería intensiva, etc. Parece que hemos olvidado que Yahve selló, con el Arca de Noé, una alianza entre Él y todos los seres vivientes, que esta alianza debe durar tanto como dure el mundo (7), ¡debemos respetarla! Ahora como el hombre rompe el equilibrio del ecosistema y no respeta la dinámica natural, año tras año, entonces “hoy en día las amenazas ecológicas han ido sustituyendo a las fantasías del pasado, y su carácter científico las hace todavía más espantosas” (8).
          No debemos olvidar que Dios se manifiesta en las cosas creadas, que el medio ambiente natural de la tierra nos acerca a Él porque es su creación, y que “al Creador no lo admiramos sólo en el Cielo y en la Tierra, en el Sol y en el océano, en los elefantes, camellos, bueyes,…sino también en los animales minúsculos como la hormiga, mosquitos, moscas, gusanillos y demás animalitos…tanto en los grandes como en los pequeños admiramos la misma maestría” (9). Un poeta dijo que lo divino se manifiesta al hombre, y éste al mirar arriba observa la belleza de su creación en el árbol.
          Sin embargo, de todas las razas y géneros de vida que en este planeta Dios creó, es por la humanidad que vino y dio su vida en la cruz, para salvarla, y a las demás especies las había puesto al servicio y dominio de ella. Pero ¡fue más!, ya en agonía en la cruz encargó a la Santísima Virgen María, su madre para que ella sea también la nuestra, y ella al pie de la cruz su afecto oblativo se dilata hasta alcanzar a la humanidad entera, y cuando Cristo dijo: “Mujer he ahí a tu hijo, hijo he ahí a tu madre” refiriéndose a Juan, la humanidad toda estuvo presente mediante la persona de Juan a quien también se la encomendó, y ella recibió en su corazón esta nueva relación maternal para con nosotros dispuesta así por voluntad divina (10). Ya mediante ella se había formado la segunda  y definitiva alianza entre Dios y la humanidad, de allí que conocemos a María con el nombre de “Arca de la Alianza” (Letanías).
          El género humano con todo este privilegio que Dios le había otorgado, no tiene nada en su historia previa como especie que le permita imaginar que como seres humanos podríamos estar en proceso de destruir la habitabilidad del planeta para y por nosotros mismos. Es un reto a la imaginación moral de la humanidad aceptar nuestra responsabilidad en este problema “que es el más serio que afrontamos los seres humanos de cara al futuro, y no tomemos a la ligera esta desgracia que nos puede llevar a un desastre ecológico con efectos sin precedentes para las generaciones futuras” (11).
          Siendo la madre de Cristo tesoro lleno de virtudes como la solidaridad, porque ella como sierva del Altísimo extiende su servicio y su caridad también al prójimo; en estos momentos difíciles, nos conceda conciencia de alta generosidad y solidaridad para que no continuemos destruyendo nuestro medio ambiente, porque generaciones venideras lo necesitan en buen estado, debemos pedirle a María nos conceda la conciencia de compartir la tierra con quienes uno no los conoce todavía ni viven: las generaciones futuras, porque al decir del presidente Evo Morales: “La Tierra no nos pertenece sino que nosotros pertenecemos a la Tierra” y en ella somos huéspedes pasajeros. Supliquemos a María interceda por sus hijos para que así como ella encontró en Belén un portal rodeado de vegetación, animales y pastores, luego compartió con ellos el milagro del nacimiento del Redentor, podamos siempre encontrar semejantes paisajes, y huertos como el de Getsemaní en el cual oró Jesús, para también compartir lugares como ése en la oración.
           2. Causas y consecuencias del deterioro del medio ambiente.-
          Parece que estamos adaptando la Tierra como para que sea nuestro propio infierno preparado por nosotros mismos, un mundo de atmósfera negra y caliente, con más incendios forestales, algo parecido al infierno que en Fátima la Virgen María mostró a los niños. Además en su última aparición de Fátima se produjo una lluvia intensa, y María delante de los niños levantó su brazo señalando al sol, el cual, para asombro de la muchedumbre presente, se movió a modo de una danza. (Ver apéndice Nro. 1) Ambos, lluvia y Sol símbolos de vida y promisión de la obra creada por Dios. Ahora con el pecado de la depredación de la Tierra, el Sol se nos oscurece por la polución, y la lluvia desaparece o produce catastróficas inundaciones, y ojalá nunca sea como la ocurrida en la época del Arca de Noé como el diluvio universal, castigo de la divinidad por los pecados.
           “Nuestra actual sociedad vive tras el fin de  la naturaleza. El fin de la naturaleza no significa, obviamente, que el mundo físico o los procesos físicos dejen de existir” (12), pero sí la naturaleza tal como nos la entregó Dios, y “ella en lugar de estar cada vez bajo nuestro control parece fuera de él. Es más, algunas de las tendencias que se suponía harían la vida más segura y predecible para nosotros, incluido el progreso de la ciencia y tecnología, tienen a menudo el efecto contrario... Ciencia y tecnología están inevitablemente implicadas en nuestros intentos por contrarrestar tales riesgos, pero han contribuido también y en primer lugar a crearlos” (13).
          Es tanto el daño que hacemos a nuestra madre Tierra que los ecologistas extremos que aman a nuestro planeta a veces consideran que “sería mejor que la especie humana despareciera con el objeto de que el planeta amenazado por ella sobreviviera” (14), porque el hombre con el uso desmesurado de los recursos naturales, que encierra la tierra, de modo incesante la daña.
          La humanidad actual a pesar de haber llegado a un alto nivel de desarrollo y progreso, en especial en los últimos 300 años y que podría proyectarse a más, porque es una especie privilegiada y sin competencia de las demás, por la gran inteligencia que Dios le ha otorgado; pero ahora podría considerarse una especie que se extinguirá pronto  e intentará huir a otro planeta, porque ha pecado de modo continuo yendo en contra de la maravillosa morada natural que Dios le ha entregado, y está lentamente perdiendo sus condiciones de habitabilidad en la Tierra. De allí que, entonces debemos acudir a María como “Refugio de los pecadores” (Letanías) y decirle: “Dios te salve María a ti llamamos los desterrados hijos de Eva…vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos y después de este destierro muéstranos a Jesús fruto bendito de tu vientre, oh clemente, oh piadosa, oh dulce siempre Virgen María, Ruega por nosotros Santa Madre de Dios creador del Cielo y de la Tierra” (rezo La Salve).
          Además, en referencia al cultivo de alimentos con semillas modificadas genéticamente, como última tecnología de avanzada, el profesor de biotecnología Alejandro Romero ha calificado a estas semillas como de Frankerstein, porque después de estudios y experimentos sobre este tipo de semillas y sus resultados, considera que “estos alimentos producidos son impregnados de venenos que o te matan o te esterilizan, porque científicos rusos descubrieron que las semillas transgénicas de soja y maíz hacen a las mujeres estériles, al detectar este fenómeno en la tercera generación de animales alimentados con ellas”…”Así, las condiciones maravillosas que para la maternidad creó Dios en la mujer y que se acrisolaron en la maternidad divina que se realizó en el vientre de María, ahora están en serio peligro de alterarse y anularse, con graves consecuencias para la conservación del género humano”.
          “Científicos de Francia, Austria, Estados Unidos e Italia también han experimentado con animales y han confirmado el peligro potencial o real de los productos transgénicos para la salud humana, animales, plantas y sobre todo el medio ambiente”. (Internet, Google, “Amenazas a la humanidad”, Asociación Nacional Rusa de la seguridad de los genes y del Instituto de Problemas de la Ecología y la Evolución, 7 de Agosto del 2012). 
          No olvidemos que María alumbró al niño Jesús en medio del encanto de la naturaleza, en el campo, entre los pastores, el aroma de las plantas, el gorgojeo de los pájaros y el calor acogedor de los animales como las ovejas y las vacas. Hizo del nido de estos animales la primera morada para el Redentor en la Tierra, en un ambiente de paz y de amor. Ya posteriormente, en varias de sus apariciones ella se presentó en lugares en los que la naturaleza conservaba todavía su paisaje natural, ambientes rurales como por ejemplo la aparición de la Virgen de Fátima en Portugal, la de Lourdes en Francia. La Virgen de Guadalupe envió un mensaje a los sacerdotes del lugar, “México”, para que construyeran un templo en el ambiente rural de sus apariciones, y como prueba de la veracidad de su pedido les envió por intermedio de Juan Diego un ramo de flores y su imagen pintada en el manto del mensajero, pilca. La Virgen de Lourdes hizo brotar agua de una roca del medio rural para curar a los enfermos que a ella acudían.
          Podemos ir recordando y describiendo cómo ella en varias de sus apariciones utiliza los recursos naturales de nuestro planeta para atraernos y manifestarse. Esto significaría una invitación a apreciar lo que Dios nos ha entregado en la integridad de nuestro planeta y que ella lo ama. Lamentablemente ahora los ecosistemas que destruye el hombre no se regenerarán fácilmente, hay lenta desaparición de especies y en muchos lugares ya no hay estabilidad que condicione la biodiversidad. Ojalá no extingamos especies clave, como por ejemplo la que se come el carbono, los árboles, ¡eso sería terrible!
          “Casi todos los estudios científicos coinciden en señalar que el cambio climático es la mayor amenaza del siglo XXI, con consecuencias económico-sociales y ambientales aún imprevisibles y que en la actualidad ya comienzan a causar severos estragos en amplias regiones del planeta” (15). “El riesgo del colapso de una civilización debido al medio climático será mucho mayor que el producido por una guerra o una catástrofe viral o, en su defecto pasará por una serie de transformaciones” (16).
          Así por ejemplo, tendremos problemas con la existencia del agua, elemento tan importante e imprescindible para la vida en el planeta y también para nuestra vida espiritual. Así, por ejemplo, la Santísima Virgen María en Lourdes nos mostró un manantial que simbolizó el misterio de Cristo, el agua en el bautismo nos lava del pecado original por obra y gracia del Espíritu Santo, y el agua que en la cruz brotó del costado de Cristo simbolizó su divina misericordia, confirmada años después con la aparición del Señor de la Divina Misericordia a Sor Faustina.
          Ahora, por la alteración del clima habrá sequías o inundaciones, el nivel del mar aumentará y entrará en las calles de las ciudades costeras, unos ríos se secarán por la desaparición de los glaciares que los alimentaba, otros se desbordarán cuando hayan lluvias exageradas o reciban mayor cantidad de aguas de las cumbres en proceso de deshielo por el recalentamiento de la Tierra, poblaciones insulares serán tragadas por el mar cuyo nivel aumentará por el derretimiento de los polos y demás glaciares. Los mares serán envenenados con los químicos peligrosos que están alojados en los hielos de los polos a derretirse, así las especies marinas serán afectadas y también el hombre que las consuma.
          Por el recalentamiento se derretirán, y ya lo hacen, los glaciares de las cordilleras, y así ya no nos servirá como reguladores naturales del agua. Los deshielos producirán inundaciones, desbordando ríos, pero luego caeremos en sequías y desertización de tierras, porque por el recalentamiento global no se recuperarán los glaciares derretidos. “Dentro de 50 años el 18 por ciento de la población mundial vivirá en zonas de extrema aridez y sequía. Actualmente sólo el 3%  vive en esa situación” (17).
          En la desertización de nuestras tierras tendremos que sufrir el drama que María sufrió en su travesía por el desierto cuando huía a Egipto con el niño Jesús en sus brazos y acompañada de José su esposo, ante la persecución de Herodes contra la vida de su Hijo. Se conmoverá demasiado cuando languidentes de sed pidamos agua, porque esta situación le evocará el recuerdo de Cristo en la cruz diciendo: “¡Tengo sed!” ¿Es qué las plantas perderán su fragancia y frutos para convertirse en espinas como las que la Virgen Madre vio coronado a su hijo? ¿Es que ya será difícil conseguir flores para nuestros altares?
           María desde niña cultivó la tierra y Jesús extrajo de las labores rurales muchos mensajes para sus parábolas como la referente al esparcimiento de las semillas, ella supo labrar y cuidar la tierra agrícola, de la cual arrancó el fruto producido con el sudor de su frente. Ahora, María sufre porque las actividades mineras envenenan los suelos y las aguas de regadío, además de que los químicos y pesticidas envenenan las tierras, los ríos y lagos de los que también beben los animales. Así corremos el riesgo de que en el futuro ya no podamos cosechar fácilmente los granos para preparar el pan para nuestro alimento material y para la consagración de la Hostia, ni la vid para la consagración del vino; además de que los granos se están asignando para elaborar los biocombustibles, originando carestía alimentaria y hambre en los hogares, también por el clima peligran los viñedos como los de Italia ahora.
           La Santísima Virgen María se preocupa de este drama, pues sabe de las necesidades de alimento de las familias. Además, es mujer eucarística, porque en la Eucaristía está la humanidad de María, ya que en Jesucristo está también la humanidad que tomó de ella, esto es su cuerpo y sangre. Por eso roguemos a María para que como “Abogada Nuestra” (Letanías) interceda por nosotros a fin de poder siempre dirigirnos a Dios diciéndole:
             “¡Te presentamos oh Señor!
             este pan y este vino.
             Recíbelos como nuestro don.
             Recíbelos de nuestras manos.
             Es trigo de nuestros campos,
             es vino de nuestras viñas.
             Este pan sea tu cuerpo
             y este vino sea tu sangre.
             Recibe con nuestros dones
             las súplicas y oraciones” (18).         
          La tala indiscriminada de los bosques, la quema de combustibles fósiles en los medios de transporte y fábricas, la contaminación ambiental la que no conoce fronteras, la incesante depredación de los recursos naturales por el aumento del consumo en los países industrializados, sobre todo de los recursos no renovables como el petróleo, etc. Son éstas y otras las causas innumerables por las que ahora la tierra está alterada y sigue alterándose de manera considerable, la cual trae ya y seguirá trayendo lamentables consecuencias para la vida en ella. Por ejemplo el deshielo, y la tala de bosques nos llevan progresivamente a la extinción de especies, los deshielos producen inundaciones, pero a la larga acarrean desertización de tierras y sequías inmanejables.
          Así, la Tierra ha almacenado ingentes cantidades de calor en su superficie, habrá por ello fenómenos como: veranos más cálidos, primaveras más secas, sequías más intensas, lluvias torrenciales o ausencia de ellas, cambios en las cadenas alimenticias, más incendios forestales, subida de temperatura en la superficie del mar y también adentro, muchos ríos disminuirán su caudal y desaparecerán, otros se desbordarán, habrá también heladas más fuertes en ciertas zonas del planeta, se producirán afecciones a nuestra salud como el rebrote del dengue o malaria a consecuencia del mayor calor; el agua escaseará, los huracanes serán más fuertes; habrá problemas mayores en las actividades agrícolas porque miles de hectáreas de cultivo se perderán, perderemos también biodiversidad, habrá riesgo de cambios abruptos e irreversibles con la extinción de especies.
          Según últimas informaciones de la ONU “un tercio de la flora y fauna corre riesgo de desaparecer. La velocidad de extinción es hasta 100 a 1000 veces mayor de lo normal como consecuencia de la actividad humana, como el desarrollo agropecuario y el crecimiento de las ciudades, que conllevan la pérdida de ecosistemas” (19). Las ciudades que no están acostumbradas a tener altas temperaturas, de pronto se sentirán sofocadas. Se producirán mutaciones genéticas a causa del calor de los gases de efecto invernadero, etc.
          Estas y otras consecuencias ya han comenzado a darse porque el cambio climático no es un peligro, es una realidad, porque el hombre está alterando la condición básica de la atmósfera desde hace tiempo y con fuerza desde la primera revolución industrial. Por eso ahora, por ejemplo los científicos dicen que a partir del 2007 en el norte del planeta se elevarán las temperaturas como nunca antes. Ya España ha sufrido incesantes lluvias e Inglaterra las peores inundaciones. Los glaciares ya han sido perforados y 9 de cada 10 glaciares patagónicos se reducen notablemente, el Polo Norte ya se está deshielando lentamente.
          En la Sierra Occidental de América del Sur los hielos disminuyen. En el África se han producido  sequías que han provocado la muerte de muchos, por el hambre, así por ejemplo, en Somalía, la región más pobre del planeta y uno de los cuatro países que forman el llamado Cuerno de África sufre ahora la peor sequía de los últimos 60 años. Cientos de miles de personas están en serio riesgo de muerte debido a la escasez de alimentos. Ya hay refugiados ambientales que huyen de sus tierras, por los desastres naturales que han originado la pérdida de cosechas y de sus viviendas, etc.
          El oscurecimiento del planeta es otro fenómeno atmosférico paralelo y contrario al recalentamiento, pero también provocado por la acción del hombre. En la atmósfera tenemos 3 kilómetros de grosor de capa de polución con partículas de dióxido de azufre, nitratos y hollín entre otras, formando nubes de contaminación que impiden al sol penetrar como antes a la superficie de la Tierra, al contrario estas nubes por estar contaminadas ya no generan fácilmente lluvias, sino que tienden a funcionar como espejos reflectores que devuelven los rayos al sol. Y como una paradoja la polución atmosférica así tiende a enfriar al planeta en mayor grado al de antes, pero ahora no nos damos cuenta de ello porque los gases de efecto invernadero lo están recalentando (20).
           Entonces, este oscurecimiento global lentamente está impidiendo e impedirá que nos llegue la luz solar, que fue la que Dios creo primero para la Tierra, y la luminosidad de las estrellas, como la que apareció en Belén el día en que la Santísima Virgen María nos trajo al Redentor. Ahora, “este oscurecimiento también es letal responsable de hambruna y muerte a escala bélica” (21), como la que sucedió en el África a causa de ello. Por eso, María sufre y seguirá sufriendo por estas vidas que se pierden y otras que se perderán, porque aprecia el valor inmenso de la vida humana; para ella “un hijo entre millones permanece siempre único y vale tanto como todos los demás juntos…porque en cada hijo ve el rostro de su unigénito, y tiene siempre presente su puesto singular, más que en Belén, en el calvario” (22).
          Ante este drama doble que experimenta nuestro planeta el recalentamiento y el oscurecimiento, María, como representante nuestra allá en el Reino de Dios, sin embargo conoce también de los problemas del hambre,  sed, frío, calor sofocante, enfermedad, muerte, etc. que este drama origina para nosotros sus hijos, estando así en riesgo el futuro de la humanidad, cuya naturaleza con ella como “Reina elevada al Cielo” (Letanías) también se elevó.
          Ahora ella se conmoverá y llorará por nosotros y asimismo por el planeta que fue también su morada y en un tiempo también la de su Hijo Jesucristo, quien desde antes con amor de creador nos puso en la Tierra maravillosas riquezas para nuestro cauteloso disfrute, y posteriormente nos dijo: “Bienaventurados los mansos de corazón porque ellos heredarán la Tierra”. Además, María llora porque sabe muy bien que “Dios amó tanto al mundo que envió a su propio Hijo para salvarlo” y ella fue la Madre del Salvador con quien colaboró en este propósito de salvar a la humanidad, y lo hizo hasta el extremo de aceptar de manera humilde la crucifixión y muerte de su Hijo en la cruz.
          Por eso ante este sufrimiento de María debemos consolarla cantándole así:
              Consuelo de luz no llores,
              la noche se torna aurora
              cuando tus ojos Señora
              vuelves a los pecadores (23).
          Ella también considera que nuestro planeta es maravilloso, rico y lleno de ingentes riquezas, que muchos de sus paisajes son cautivadores y llenos de encanto. Pero de todas estas maravillas, Dios sabe, y nosotros también, que la mejor, la más importante, perfecta y trascendental creación de Dios es la Santísima Virgen María. Por eso, aunque la humanidad sigue maltratando y depredando el planeta, María seguirá siendo considerada como “La aurora que anuncia el gran día, Señora de la alborada, la luz que anunció la proximidad del Sol Divino a punto de nacer: Cristo. Donde estuvo María apareció pronto Jesús. Ella seguirá siendo bella como la Luna, distinguida como el Sol. Fue la gran señal que apareció en el Cielo. Una mujer vestida de sol, con la Luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza, vencedora del dragón infernal” (24).
          Por ser “la Santísima Virgen María brillante como la aurora del gran día cuando plantaba Dios su tienda en nuestro suelo” (25), supliquemos a nuestra Señora interceda ante el Divino por una nueva aurora para nuestro planeta.
          3. La pérdida de nuestra morada Tierra  y el pecado original.-
          Sólo aquellos que aprecian a nuestro planeta en su gran magnitud, pueden considerarlo como un Paraíso, digna obra de la creación de Dios, porque en ella encontramos bellos paisajes, riqueza marina, abundancia y diversidad de minerales, variedad maravillosa de animales y plantas, diversos climas y alturas, abundancia de agua, gases diversos como el oxígeno, luz y calor para el planeta en el día y la luminosidad de la luna y de las estrellas en la noche, etc. Todo lo cual refleja el cálido amor de Dios Creador para nosotros, su sabiduría y omnipotencia. ¿Cómo Dios los hizo? Y ¿Cuánto tiempo empleó para crearlos? Es tema que se relata ampliamente en la Biblia, en el Génesis, libro que todo hombre debe tener presente porque disfruta de este planeta y mora en él, son los científicos los más llamados a hacerlo para respetar a este planeta y son los más indicados para agradecerle a Dios, puesto que poseen mayor conocimiento y asombro sobre la Tierra.
          Ahora es muy significativa la relación entre el primer pecado del hombre, el pecado original, la pérdida del Paraíso terrenal de entonces, y la lenta pérdida de nuestro disfrute y habitabilidad en la Tierra, por causa también de nuestros pecados que destruyen las bellas, ricas y acogedoras condiciones de la misma.
          Al parecer el pecado original fue por ir contra la naturaleza creada por Dios: por comer el fruto del árbol prohibido. Es decir, tuvo mucho que ver con el medio ambiente natural que nos servía de alimento, la prodigiosidad del Paraíso terrenal, su abundancia y riqueza que Dios había puesto a nuestro alcance. En el Paraíso se nos mandó no comer del fruto del árbol prohibido, era como para una forma de respetar el medio ambiente, la creación de Dios, quien a nuestros primeros padres les manifestó que si en cualquier momento comiesen de él infaliblemente morirán (26). Pero lamentablemente en nuestro afán de ser como dioses caímos en desobediencia y soberbia contra Dios, tentados por el demonio en la serpiente. A consecuencia de ello Él nos condenó a la muerte y al sacrificio para lograr el sustento diario. Pero a Adán le dijo algo grave: “Por cuanto has comido del árbol que te mandé no comieses, maldita sea la tierra por tu causa” (27).
          Fue así cómo la ambición de poder y de disfrute ilimitado llevó a nuestros primeros padres a la pérdida del primer Paraíso terrenal, puesto que por castigo divino fueron lanzados de él, y perdimos la amistad y gracia divinas que también Dios nos había dado. Actualmente pareciera que se repite la desgracia de pérdida del Paraíso de ahora llamado por nosotros planeta Tierra. 
          Pero, por aquel entonces, la misericordia y el amor de Dios no se hicieron esperar, porque nos prometió la presencia de la Santísima Virgen María para dar paso a la reconciliación entre Dios y la humanidad. Ella, en enemistad contra la serpiente y su descendencia, nos trajo al Redentor quien con su pasión y muerte en la cruz nos reconcilió con el Padre Eterno. Por eso, a María se la conoce como la “Puerta del Cielo” (Letanías), porque nos facilitó la entrada al Reino de los Cielos como última, eterna y definitiva morada a alcanzar.
          Si por el pecado original perdimos el Paraíso terrenal, ella fue concebida sin pecado original y nunca pecó; si por ese pecado también habíamos perdido la gracia divina, María fue llamada, por el ángel Gabriel, “Llena de gracia” al momento de la Anunciación y más tarde se convirtió en “Madre de la divina gracia”. Si por desobediencia al mandato divino caímos en el pecado original, ella fue muy obediente a la voluntad y designios del Señor, siempre y en especial cuando dijo: “Sí” “Yo soy la servidora del Señor, hágase en mí tal como has dicho” (28). Aceptando la encarnación del Hijo de Dios en su vientre. Por eso, “Nuestra Madre Santísima simboliza la perfecta armonía entre la voluntad divina y la respuesta humana, de allí que ella dio significado a la expresión de Corredentora”.
          Ahora, en estos momentos graves en la historia de la Tierra y para el futuro de la humanidad, debemos invocar a la Madre de Cristo para que, con su ejemplo de obediencia, nos ayude a cumplir la voluntad divina en la conservación, mesurado y cauteloso disfrute de nuestro planeta, para el bienestar común de todos sus hijos sin distinción, pero sí en solidaridad y mutuo amor. Pidámosle a ella, como fuente de abundante solidaridad, nos provoque un alto sentimiento de este valor, tal vez inusual en la historia, pues debemos ser solidarios también con las generaciones futuras para que no sufran las consecuencias del constante maltrato que hemos estado dando a nuestro rico y acogedor planeta, tan favorecido por la misericordia divina para el albergue y desarrollo de la vida. “Porque ella como sierva del Altísimo extiende su servicio y su caridad también al prójimo, y por eso fue de prisa a auxiliar a su prima Isabel” (29).
          Además, María por ser Madre de Dios se ha reunido con la fuente de la vida, porque concibió al Divino Creador y fue más tarde elevada al Cielo en cuerpo y alma, y ahora con sus oraciones libre nuestras almas de la muerte, e interceda por la misericordia divina para con su creación en este lado del Universo.
          Porque la Tierra, Paraíso creado por Dios, está ahora en peligro, sus estructuras naturales están enfermas, envenenándose lentamente con los contaminantes, en forma irreversible muchas de ellas y difíciles de recuperar otras. El ser humano ha ocasionado este desastre, pocos son los países que más provocan esta desgracia, pero las consecuencias son y serán para toda la humanidad del planeta. En este drama la vida, en todas sus formas, incluida la nuestra, es la más afectada. De allí que urge acudamos a la Santísima Virgen María para que ella como Madre del Creador, cuya incipiente vida la protegió desde su vientre y luego propició su desarrollo en su humilde morada terrenal, nos ayude a conservar y cuidar nuestra actual morada terrenal para nuestra vida.
          “En un congreso, el antropólogo africano Harris Menel-Fore recordaba que la actitud habitual del mundo ha sido cosmofóbica…ahora debemos prepararnos a una cierta forma de negociación: se trata de ver qué es lo que el hombre puede hacer a la naturaleza para sobrevivir, y qué es lo que no debe hacerle para que ésta sobreviva” (30).
          No hemos respetado la creación, sin embargo, “toda criatura posee su bondad y su perfección propias. Para cada una de las obras de los siete días se dice: “Y vio Dios que era bueno”. Por la condición misma de la creación, todas las cosas  están dotadas de firmeza, verdad y bondad propias, y de un orden. Las distintas criaturas queridas en su ser propio, reflejan cada una a su manera, un rayo de la sabiduría y de la bondad infinitas de Dios. Por esto, el hombre debe respetar la bondad propia de cada criatura para evitar un uso desmesurado de las cosas, que desprecie al Creador y acarree consecuencias nefastas para los hombres  y para su ambiente” (31). El hombre que descubre y utiliza las maravillas creadas por Dios, descubre también la omnipotencia y bondad del Creador. “Debe inspirar el respeto y la sumisión de la inteligencia del hombre y de su voluntad” (32).
          Pero no ha sido así, y al contrario no se ha dado tal respeto ni sumisión, ahora somos víctimas de las consecuencias de nuestras propias acciones. Por eso es muy importante y necesario que el Papa Juan Pablo II haya consagrado al mundo al Inmaculado Corazón de María, para lo cual compuso una oración que en parte dice así:
          “Madre de los hombres y de los pueblos, tú conoces todos sus sufrimientos y sus esperanzas, tú sientes maternalmente todas las luchas entre el bien y el mal, entre la luz y las tinieblas que sacuden al mundo, acoge nuestro grito dirigido en el Espíritu Santo directamente a tu corazón y abraza con el amor de la Madre y de la Esclava del Señor a los que más esperan este abrazo y, al mismo tiempo, a aquellos cuya entrega tú esperas de un modo especial. Toma bajo tu protección materna a toda la familia humana a la que con todo afecto a tí, madre confiamos… Al encomendarte, oh Madre el mundo, todos los hombres y pueblos, te confiamos también la misma consagración del mundo, poniéndola en tu corazón maternal”.
          “¡Corazón Inmaculado! Ayúdanos a vencer la amenaza del mal, que tan fácilmente se arraiga en los corazones de hoy y que con sus efectos inconmensurables pesa ya sobre la vida presente y da la impresión de cerrar el camino hacia el futuro”.
          “¡De la guerra nuclear, de una autodestrucción incalculable…líbranos! …Ayúdanos con el poder del Espíritu Santo a vencer todo pecado, el pecado del hombre y el pecado del mundo, el pecado en todas sus manifestaciones”.
 
FUENTES
Riesgo de la vida en nuestro planeta
 (1) Cancionero, ob. cit. p.131
(2) Discurso del Papa Benedicto XVI a la juventud en su visita a Australia.
(3) Discursos “Cumbre de los Países no alienados”, discursos de los jefes de Estado, 2006.
(4) Internet, Google, Vive, Noticias Internacionales. Sobre la Cumbre de los Pueblos indígenas de Abi Ayala, con 2 mil representantes de étnias de toda América.
(5) Diario EL MEN, Sección Especial, 2010.
(6) “Cancionero”, Parroquia Nuestra Sra. De la Reconciliación. Lima, Perú. Impreso en Corporación Gráfica Navarrete. S.A. p.24-25.
(7) Catecismo de la Iglesia Católica, ob. cit. (71) p. 28.
(8) “En qué creen los que no creen”, ob. cit. p. 24. Opinión de Carlos María Martini.
(9) Wikypedia, la Enciclopedia libre. Tema: Sobre la creación.
(10) Evangelio de Juan 19, 26.
(11) Diario El Comercio. El Dominical, ob. cit. Lima, Perú, 20 de abril del 2008.
(12) “Un mundo desbocado”, ob. cit. p.39.
(13) Ibid p.14-15.
(14)  “En qué creen los que no creen”, ob. cit. p.34.
(15) Diario “El Comercio”, ob. cit. Lima Perú, 14 de octubre del 2007.
(16) Diario “El Comercio”, opinión del científico de Fagan, ob. cit, 22 de agosto del 2010.
(17) Diario “El Comercio”, Ibid. 22 de agosto del 2010.
(18) Cancionero, ob. cit. p.94.
(19) Diario “El Comercio”, ob. cit. 24 de octubre del 2010.
(20) Películas científicas: “Calentamiento Global”, Discovery Channel en la escuela, y “Una verdad incómoda” (la destrucción del planeta llega pronto).
(21) Ibid.
(22) Wikipedia, la Enciclopedia Libre, Mariología.
(23) Cancionero, ob. cit. p.133
(24) Apocalipsis 12,1 (Biblia)
(25) Cancionero, ob. cit. p.119
(26) Génesis 2, 16-17.
(27) Ibid 3, 17.
(28) Evangelio de Lucas 1, 26.
(29) Evangelio de Lucas 1, 43.
(30) “En qué creen los que no creen”, ob. cit. p.24.
(31) Catecismo de la Iglesia Católica, ob. cit. (339), p.83.
(32) Loc. cit. (341).

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