lunes, 26 de noviembre de 2012

II.- LOS PODEROSOS DEL PLANETA

                                       
         Actualmente, hay en el planeta un grupo selecto de personas poderosas constituido por políticos, académicos y magnates de la economía mundial. Son los que tienen el mayor poder humano en la Tierra. Ellos forman selectos círculos de la economía, la política, y la cultura.
            Provienen en su mayoría de la élite de Europa y Norteamérica. Así por ejemplo, lo forman jefes de Estado de países desarrollados, magnates de empresas multinacionales, propietarios de medios de comunicación, dueños de Bancos, petroleros, funcionarios internacionales, etc.
            Por lo expuesto, podemos comprender el tremendo poder que atesoran en sus manos ante los diversos dramas que actualmente sufre la humanidad, de allí su trascendental responsabilidad ante María y el Creador.
            En ellos ya se ha producido el milagro de la multiplicación de los panes y los peces, tienen sus cestas llenas, en abundancia de bienes materiales, ciencia, tecnología y cultura, que Dios les ha permitido alcanzar y espera realicen el reparto entre las inmensas poblaciones hambrientas y sedientas de pan, de cultura y de tecnología; para un desarrollo solidario y digno de la raza humana. Son los que tienen en sus manos el poder de decisión sobre el futuro bienestar de la humanidad en la Tierra. María tuvo también el poder de decisión sobre el futuro de la humanidad, un futuro salvático que Dios quiso hacerlo pero por intermedio de ella quien dijo “Sí” a la voluntad de Dios y con ello dio el primer paso de su amor para la redención de la humanidad.
            Ahora, los poderosos del mundo pueden decir también “Sí” al amor de Dios y hacer su voluntad por el bienestar de todos los actuales habitantes de la Tierra. Por eso, la Santísima Virgen María los mira expectante, porque ella que conoció la miseria y vivió en la pobreza de su pueblo por la opresión del poder romano, está muy preocupada debido a que en pleno siglo XXI la mayoría de los pueblos del mundo actual  todavía sufren el azote del hambre, el frío, la sed y la opresión.
            “Oficialmente existen en el mundo unos 200 Estados, pero en la práctica sólo unos cuantos tienen peso, y de todos ellos Estados Unidos de Norteamérica es el más poderoso. Sin embargo, ningún Estado o Imperio ha sido lo suficiente exitoso, rico y poderoso para mantener la hegemonía y menos aun para alzarse con la supremacía política y militar. El mundo es demasiado grande, complicado y plural. Y no parece factible que Estados Unidos ni ninguna otra potencia estatal imaginable pueda consolidar su dominio, por más que se lo proponga” (1).
            “La desaparición de la Unión de Repúblicas Rusas Socialistas Soviéticas” (URSS) ha traído consigo la desaparición del sistema de súperpotencias que rigió las relaciones internacionales durante casi dos siglos” (2), “situación que implicaba un cierto equilibrio en las relaciones internacionales… Es evidente el fracaso presente y futuro de Estados Unidos en su empeño por imponer un nuevo orden mundial (sea cual sea su naturaleza) por medio de la fuerza unilateral, por más que las relaciones de poder le den la razón en el presente y por más que cuente hoy con el respaldo de una alianza” (3). Sin embargo, su superioridad militar “lo convierte en el único Estado capaz de llevar a cabo una operación militar de envergadura en cualquier parte del mundo y en un breve lapso de tiempo” (4).
“….. La globalización en la forma actualmente dominante del capitalismo de libre mercado, ha traído también un aumento espectacular y potencialmente explosivo de las desigualdades sociales y económicas dentro de cada país” (5).
            María desea que mediante la globalización se universalice el amor entre los diversos pueblos del planeta, sus hijos, entre ricos y pobres en solidaria relación. Para ello son los líderes de los pueblos poderosos los llamados también a poner en práctica la virtud de la solidaridad que fue la virtud que ella cultivó. Fue asimismo la Virgen una mujer rica, pero espiritualmente; su riqueza era abundancia de amor a Dios y de Dios, de allí que prodigaba amor solidario a los demás. Ahora, considera que estos líderes y sus países ricos deben contribuir con sus bienes al desarrollo solidario de la humanidad, con una parte de su producción, y poner su ciencia y competencia al servicio también de los pobres (6).
            Son las diversas fundaciones creadas para la ayuda solidaria de los necesitados los paradigmas a seguir. Así, por ejemplo, ha sido creada la tercera casa de acogida de niños enfermos y sus familiares, por la fundación Ronald Mc Donalds House, Charities en Brasil para niños con cáncer. La red de estas casas, que les brinda refugio mientras se tratan ambulatoriamente, está presente en 28 países pobres. La Virgen María se alegra de esta labor, pues como madre cobijaría a sus hijos enfermos, sino preguntemos a cualquier mujer si lo haría. En estas instituciones y otras similares como las ONG de auxilio a los necesitados ella está presente en forma silenciosa, oculta y maternal; cumpliendo amorosamente el encargo que Cristo antes de morir le dio cuando le dijo: “Mujer he allí a  tu hijo, hijo he allí a tu madre”.
            “El desarrollo integral del hombre no puede darse sin el desarrollo solidario de la humanidad… el hombre debe encontrar al hombre, las naciones deben encontrarse entre sí como hermanos y hermanas, como hijos de Dios … para edificar el porvenir futuro de la humanidad” (7).
            Mediante la globalización no solidaria y sí fundamentalmente comercial se corre el riesgo de provocar la pérdida de la capacidad de los Estados, como cabezas de sus respectivos países, en su obligación de mantener el gobierno, la asistencia social a sus respectivas naciones y defensa de las mismas.
            Los poderosos del mundo que han originado y dirigen este proceso globalizante, tratan así de dirigir la política internacional, y tal vez con la ilusión de conseguir un único gobierno mundial con una sola ideología, un único ejército y sobre todo con una sola economía.
            Entre el abanico de posibilidades globales que tienen los poderosos del mundo también está el de reducir o no la cantidad actual de la población mundial, o destruirla en parte mediante la fabricación y puesta en marcha de armas de guerra, o de armas de destrucción masiva; el difundir programas a favor o en contra de la vida humana, limitar la proliferación de enfermedades mortales como el SIDA entre otras, controlar militarmente o no a bacterias como el antrax, la blucelosis, etc. También, pueden evitar el hambre de inmensas poblaciones pobres del planeta, manejar los hilos de la economía mundial, etc.
            Esta relación de posibilidades implica el poder de Dios dado a estos selectos grupos para que ellos en uso de su libertad, moralidad y amor construyan un mundo digno y solidario para una humanidad también digna.
            Para lograr este maravilloso propósito, la Santísima Virgen María espera de estos líderes mundiales, que sólo escuchen la palabra de Dios y la pongan en práctica porque ella hizo esto y de ello fue reconocida públicamente por su Hijo cuando lo buscó de entre una reunión y Él manifestó que su madre, su padre y sus hermanos son los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica. Nosotros al ser hijos adoptivos de María por disposición del mismo Cristo desde la cruz, nos hemos convertido también en hermanos de Jesús. La madre del Mesías en las bodas de Caná también nos dijo: “Hagan lo que Él os diga” (8). ¿Y qué es lo que Él nos dice que hagamos con el prójimo? La respuesta está fundamentalmente en las Obras de Misericordia y en gran parte de las Tablas de la Ley que nos enseñó por medio de Moisés, tengamos presente en especial el quinto mandamiento, que es no matar; el séptimo, no hurtar, y el décimo, no codiciar los bienes ajenos; además nos insta a que amemos al prójimo como a nosotros mismos y como Dios nos ama.
            Recordemos asimismo, las palabras trascendentales que pronunció la Virgen María al escuchar el mensaje del ángel para la encarnación, y para cumplir lo que él dijo contestó: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra” (9). Dijo “Sí” a la voluntad divina para que el Hijo de Dios se encarne de Ella en su vientre, y todo para la gracia de la redención de la humanidad, ¡Ella estaba llena de gracia!
            Ahora, los actualmente poderosos del planeta están llenos de poder, y de riqueza material que pueden y deben derramarla sobre los pueblos hambrientos, sedientos de medios para su subsistencia y digno desarrollo humano. María dio todo de si a su divino Hijo para la salvación de la humanidad, aunque ello le costó mucho dolor y un sufrimiento indescriptible al pie de la cruz. El demonio enfurecido, por eso contra ella intentó atacarla, y como no pudo “Se fue a hacer la guerra contra el resto de su descendencia, contra los que observan los mandamientos de Dios y siguen las enseñanzas de Jesús” (10). De allí que el demonio les ha marcado un reto para que no escuchen ni cumplan la voluntad de Dios, sin embargo, en sus corazones también está el trascendental sentimiento y valor de la solidaridad que subsistió aun después del pecado original y del que María hizo su gran virtud, ¡Qué ahora nos ilumine! Porque ella antes de traernos “El Reino de Dios” a la tierra (su Hijo) cultivó un corazón lleno de amor y solidaridad.
            Desconocer los aportes que los poderosos del planeta están dando a la humanidad, es desconocer las bondades que Dios les ha otorgado para bien de todos sus hijos. Así, han creado y crean ciencia y tecnología las que en gran parte han puesto al servicio de todos los que pueden acceder a ellas, propician más y mejor comunicación entre las naciones del mundo; han logrado los medios necesarios para mitigar los males de las enfermedades, por eso; son la esperanza de la humanidad ante las plagas, epidemias, pandemias u otros desastres sobre la salud, e incluso por sus medios preventivos como vacunas.
            Los investigadores, entre los poderosos del planeta, al dedicarse al desarrollo de la tecnología y la investigación científica en todas sus ramas, nos han sorprendido con la computadora, la clonación y otros avances; sin embargo, no han desarrollado conjuntamente una filosofía moral que sustente dichos avances, para lograrlo sería fácil elevar los ojos y el corazón hacia la Santísima Virgen María quien es una fuente inmensa de virtudes morales.
            Ella como “Madre de Todos los Pueblos” se preocupa porque este modelo de desarrollo dista mucho del que nos pide Cristo como camino para la salvación, porque hay escasez de valores morales fundamentales como la solidaridad, respeto a la vida y dignidad de la persona del no nacido todavía, respeto a los derechos humanos de personas y naciones, la paz, respeto a la mujer, protección a la familia y a los niños, respeto y cuidado del planeta Tierra, y sobre todo el mutuo amor entre personas y naciones. A consecuencia de ello, hay desigualdad y explotación de unos grupos sobre la mayoría poblacional del mundo, injusticia social en las relaciones económicas internacionales, etc.
            Los poderosos del planeta deben tener presente que como Dios les ha favorecido con el avance de la ciencia y la tecnología, tienen la tremenda responsabilidad de  con ellas propiciar el desarrollo digno de toda la humanidad, poniéndolas a su servicio sin discriminación ni mayores ventajas para sí. La ciencia y tecnología que utilizan y cultivan son reflejo de la sabiduría de Dios derramada sobre sus estudiosos.

FUENTES
Los poderosos del planeta
1.     Hobsbawm, Erick. “Guerra y Paz en el Siglo XXI”. Globalización, Democracia y Terrorismo”. Impreso en España por Egedsa, Barcelona, Segunda Edición, 2007 pp. 9 - 10
2.     Ibid. pág. 2
3.     Ibid. pág. 14
4.     Ibid. pág. 33
5.     Ibid. pág. 43
6.     Su santidad Pablo VI. Carta encíclica “Populorum Progresio”. Marzo 1967 (Sobre el desarrollo de los pueblos) p. 36.
7.     Ibid. p. 33
8.     Jn. 2,1-11
9.     Lucas 1,26
10. Salesman, Eliecer Ob. Cit. p. 14

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