lunes, 26 de noviembre de 2012

V. CONFLICTOS EN EL MUNDO

    1. Origen y evolución
         Cuando Dios creó a nuestros primeros padres Adán y Eva lo hizo con amor. No quiso que Adán viviese solo, por eso le dio una compañera para que compartan ambos sus vidas en unión ellos y sus descendientes también, como un reflejo de la unión de las tres personas de la Santísima Trinidad, y con los dones sobrenaturales que les otorgó la gracia divina. Pero, fue por el trascendental pecado original que ellos perdieron esa unidad, que de lo contrario la hubiéramos mantenido aun en la diversidad de la humanidad. Así se produjo la rotura de no sólo la unidad entre los hombres, sino también la de entre ellos y Dios. Por eso, aparecieron males como los conflictos entre los seres humanos, agravados por la violencia, el crimen como el de Caín, y posteriormente las guerras.
         Por el pecado original “la muerte hace su entrada en la historia de la humanidad” (1). Una forma cruda y cruel con que se da la muerte es en los conflictos, masacres y demás crímenes que protagonizan los pueblos entre sí.
         Por eso, se considera que “el conflicto es inherente a la humanidad, tiene carácter universal y muchas veces asume una forma violenta” (2). También algunos estudiosos consideran que el ser humano puede asumir una conducta como el peor enemigo del hombre, que el hombre es el verdugo del hombre y que el hombre es el asesino del hombre, su destrucción. Sin embargo, todos somos hijos adoptivos de un mismo creador, Dios, quien es un Dios bueno, misericordioso, amoroso, y que nos dijo: “Amaos los unos a los otros como yo os amo”.
         Pero, se puede apreciar también que persistió y persiste la solidaridad humana, como una comunión vital entre los seres humanos. Más que un sentimiento, es una virtud que nos mueve  a la acción de ayuda y auxilio mutuo, de cooperación e identificación con el sufrimiento ajeno. Esta solidaridad la ejercemos, por ejemplo, cuando nos auxiliamos ante los desastres naturales.
         La Santísima Virgen María fue una mujer virtuosa en solidaridad, como modelo de conducta a seguir, Ella además considera que todos los seres humanos somos hijos suyos por disposición de Cristo desde la cruz, por eso crea vínculos entre Dios y los hombres y también entre éstos.
         Fue su solidaridad, con la necesidad de los miembros de una pareja en sus bodas de Caná, que estimuló a su hijo para el primer milagro, al transformar Jesús el agua en vino para que compartan los invitados, como un símbolo de la alegría y de la convivencia gozosa, además este milagro sirvió de estímulo a la fe de sus discípulos (3).
         La misericordia divina para con la humanidad, perdida por el pecado en el que perdió su unidad con Dios, vino por intermedio de María, quien entregó toda su colaboración para la redención de ésta. Y fue al pie de la cruz que compartiendo el dolor del sufrimiento de su moribundo Hijo, con obediencia al Señor, sufrió por la salvación de la humanidad de los estragos que le había producido aquel pecado, en su enemistad con Dios.
        Es a esa solidaridad y obediencia que María nos llama a ejercer más, porque por la desobediencia al pecar Adán y Eva vino el mal al mundo como los conflictos, violencia y muerte; y por la solidaridad el amor mutuo, para que seamos uno solo todos, como Cristo es uno con el Padre y el Espíritu Santo. Y para recuperar la unidad de la humanidad con Dios, Él al venir por intermedio de María, nos trajo nuevamente su amor, reconciliación y paz. Las solidaridades permiten la convivencia pacífica entre las personas y las naciones.
        La madre del Redentor en su aparición en Fátima (Portugal), ya desde 1917 nos habló de la paz: “Si la gente empieza a rezar más y deja su mala conducta llegará la paz. Si no dejan de ofender a Dios vendrá otra guerra peor. Dios va a castigar al mundo, por tantas maldades, con guerras, carestías y persecuciones a la Iglesia” (4).    
         Ahora “no se ha vuelto al espanto de una conflagración mundial, pero de 1945 a la fecha, los conflictos armados han provocado más de 20 millones de víctimas. La contraparte a esta brutalidad….fue la extinción del colonialismo sobre todo en África y Asia. El derecho a la autodeterminación entró en vigor…la abolición de la esclavitud y, más recientemente la desaparición del apartheid. La derrota final de los segregacionistas de Sudáfrica, en 1994, marcó la lucha de los pueblos y las personas por sus derechos”.
          “Pero el hombre suele ser una especie díscola y en ocasiones cruel. Surgieron nuevas formas de colonialismo y a falta de guerras mundiales, conflictos étnicos focalizados, en los cuales el genocidio ha asomado como una macabra práctica (Ruanda y Bosnia-Herzegovina)” (5).    
          “Los indígenas de las distintas etnias siguen siendo convidados de piedra…Y el terrorismo tanto estatal como subversivo, no borra aún la temible huella que ha dejado en algunos países (Chile y Argentina), continúa rampante en otros (Colombia y Medio Oriente). Una de las consecuencias terribles de esta situación según Amnistía Internacional, es  que la proporción de civiles muertos en conflictos armados es bastante superior…pues antes fallecían aproximadamente el 90 por ciento de soldados, hoy la balanza casi se ha invertido”. Pero la Santísima Virgen María como madre espiritual nuestra nos acude de inmediato al momento de la muerte, cuando constantemente hemos rezado el Ave María en su segunda parte: “Santa María madre de Dios ruega por nosotros los pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén”.
           “Actualmente, más de 24 conflictos carcomen la dignidad humana en distintas partes del mundo, hay 15 millones de refugiados y 25 millones de desplazados  en su propia tierra” (6).
           De los 170 conflictos armados habidos en el planeta después de la segunda guerra mundial, 160 pertenecen a países del Tercer Mundo. Al 2007 tenemos conflictos en Darfur, Irak, Líbano, Afganistán, Somalía, República Democrática del Congo, fronteras de Eritrea y Etiopía, Tierra Santa (Israel-Palestina), Pakistán. Sri Lanka, entre otros.
           “En Europa, África. Asia Central y Occidental los años 90 estuvieron marcados por los conflictos militares, bien declarados, o bien encubiertos. El mundo no conoce la paz desde 1914 ni siquiera ahora”. 
           “En casos extremos como por ejemplo, en algunas regiones del África, el Estado prácticamente ha desaparecido, en Colombia ya no controla una parte de su territorio. Incluso los estados fuertes y consolidados han tenido problemas para acabar con grupúsculos armados al margen de la ley, como el IRA en Gran Bretaña o ETA en España” (7).
            La libertad religiosa como camino para la paz está siendo afectada. “En efecto se puede constatar con dolor que en algunas regiones del mundo la profesión y expresión de la propia religión comporta un riesgo para la vida y la libertad personal. En otras regiones se dan formas más silenciosas y sofisticadas de prejuicio y de oposición hacia los creyentes y los símbolos religiosos. Los cristianos son actualmente el grupo religioso que sufre el mayor número de persecuciones a causa de su fe, con muertos tanto de sacerdotes como de fieles. Así por ejemplo, en la catedral Sirio-Católica de Bagdad llamada Nuestra Señora del Perpetuo Socorro fueron asesinados dos sacerdotes y más de 50 fieles” (8).
        María como “Madre de la Iglesia” estuvo espiritualmente presente allí,  y se sintió directamente afectada en su dolor por la muerte de estos hijos suyos, a quienes considera reflejos fieles del rostro agonizante o muerto de Cristo.
        Ya no hay conflictos entre Estados Unidos y la URSS (Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas) de antes, por la hegemonía mundial, aunque parece germinar otro entre EEUU y la actual Rusia. Pero, en la actualidad, en el mundo los conflictos armados intraestatales son en mayor número que los interestatales.
        Son ahora fuente de financiación de los nuevos conflictos armados, el acceso a los elementos de alta rentabilidad como el petróleo, los diamantes, drogas, también la extorción o el bandidaje en poblaciones indefensas les produce rentabilidad; incluso saqueo a los grupos de autodefensa y a los organismos humanitarios a quienes les aplican impuestos, aranceles, asimismo cupos a los empresarios, etc.
        “Nuestra tierra jamás había conocido tantos conflictos armados, alimentados por la proliferación y adquisición banal de armas, cuyo tráfico comercial y cínico evade cualquier consideración moral. La transferencia de armas implica poderosos intereses comerciales que no dejan de tener influencia con los gobiernos. Existen además traficantes de armas que tratan de enriquecerse y que mantienen a veces relaciones con la criminalidad organizada o con grupos terroristas…. Aunque existen tratados internacionales que prohíben la transferencia de armas biológicas, químicas y nucleares, disposiciones análogas no regulan la transferencia de armas clásicas” (9). Así por ejemplo: ante el actual conflicto en Siria (año 2012), por la salida del mandatario que está en el poder, Rusia envía armas para ayudar al presidente Bashar al- Assad a quedarse en el poder, las que son usadas en contra de su pueblo que se le ha revelado. Por este envío Rusia enfrenta una creciente condena internacional, la que no logra persuadir se abstenga de estos envíos.
         Los países ricos poseen ahora los mejores ejércitos en tecnología, con armas sofisticadas e incluso de destrucción masiva, pero son respondidas con acciones de terrorismo incluso internacional. Algunos conflictos armados son originados por lograr el acceso a  materias primas valiosas como el petróleo, o por conseguir la toma de poder desconociendo a su gobierno, o por lograr dominio de espacios territoriales, o por derrocar a las tiranías de gobiernos genocidas cuando se defienden contra el pueblo levantado en rebeldía.
         Actualmente hay también persecución contra el débil de esta época y hay masacres contra ellos, incluyendo niños. Estas masacres significan para María que sus protagonistas tienen mayor ira y celo que la que tuvo Herodes contra los niños de Belén, pues a tales motivaciones psicológicas que le impulsaron para aquellos crímenes, se añade ahora la ambición económica de unos pueblos sobre otros, de los fuertes sobre los débiles.
         Estos hechos hacen del planeta el escenario cruel de abuso, muerte y destrucción contra poblaciones débiles enteras, el escenario de crímenes de lesa humanidad.
         María, ahora, nuevamente se sobrecoge de dolor ante estas masacres, como lo hizo al enterarse de la muerte de los niños de Belén, y está con los que huyen de ellas, porque también huyó de la masacre ordenada por Herodes. Está con los débiles y ahora llora solidariamente con las madres por sus hijos muertos en estas poblaciones destruidas, evocando el llanto desconsolado de Raquel en Belén.    
          2.- Crímenes de lesa humanidad: Las masacres
         Las naciones todas han sido bendecidas por Dios, cuando le prometió a Abraham convertir a su descendencia en un pueblo grande y fuerte, diciéndole: “por tu descendencia serán bendecidas todas las naciones de la tierra, la realizará un hijo de David quien perpetuará su reino y lo transformará en un reino espiritual y universal” (10) y (11). Fue María quien con su maternidad trajo a ese Hijo de David quien era nada menos que el Hijo de Dios, Jesús.
         Sin embargo, el hombre en mal uso de su libertad ha hecho de muchas naciones de la tierra el escenario de masacres, de crímenes de lesa humanidad en sus territorios. Pero si tenemos derecho a la libertad es porque es el don que Dios nos ha otorgado como parte de la dignidad de la persona humana, entonces hallemos también la contraparte que es la obediencia en la fe.
         “Obedecer en la fe es someterse libremente a la palabra de Dios escuchada, porque su verdad está garantizada por El, la verdad misma. De esta obediencia, Abraham es el modelo que nos propone la sagrada escritura, y la Virgen María es la realización más perfecta de la misma” (12).
         Por eso Ella nos instó a la obediencia a Dios cuando en las bodas de Caná nos dijo: “Hagan lo que Él os diga”, y Él quiere la paz entre las naciones porque las ha bendecido, además el hombre en su totalidad es querido por Dios (13).
         Las masacres que se dan en los crímenes de lesa humanidad significan el desprecio y destrucción de nuestra naturaleza material que Dios nos ha dado y a la cual prometió también vida eterna para después de su segunda venida, nos prometió la resurrección.
         “El cuerpo del hombre participa de la dignidad de la imagen de Dios (14), es cuerpo humano precisamente porque está animado por el alma espiritual, y es toda la persona humana la que está destinada a ser, en el cuerpo de Cristo, el templo del Espíritu Santo” (15).
         “Uno en cuerpo y alma, el hombre por su misma condición corporal reúne en sí los elementos del mundo material de tal modo que, por medio de él, éstos alcanzan su cima y elevan la voz para la libre alabanza del Creador. Por consiguiente, no es lícito al hombre despreciar la vida corporal, sino que, por el contrario, tiene que considerar su cuerpo bueno y digno de honra, ya que ha sido creado por Dios y que ha de resucitar en el último día” (16).
         La Santísima Virgen María conservó y cuidó su cuerpo como tabernáculo en el que moraba la Divinidad, su hijo Jesús. Y del mismo modo su santo esposo José la respetó y cuidó como tal. Por eso, a ella se le reconoce como: “Virgen digna de respeto”, “Templo del Espíritu Santo” y “Casa de Oro” (Letanías).
         En los escenarios de las masacres que sufren actualmente o han sufrido diversas poblaciones del planeta como Ruanda, Sudán (Darfur), Palestina, Líbano, Irak, Afganistán, Somalía, Burundi, Cachemira, Sierra Leona, República Democrática del Congo, etc. ella, seguro que en esos lugares, está nuevamente entre los cuerpos retorcidos y muertos de sus hijos, sufriendo y sufriendo como lo hizo cuando recogió el cuerpo herido y sin vida de su Hijo Jesucristo muerto en la cruz. Pero, aun así nos trae la esperanza de la resurrección prometida por Cristo, quien venció a la muerte resucitando. Por su inmenso amor como madre nuestra, en sus apariciones manifiesta su anhelo de que todos resucitemos pero para la salvación y que vayamos con ella al Cielo.
         La Santísima Virgen María fue elevada al Cielo en vida, sin morir; ya ahora allí está como símbolo y representación de nuestra carne hecha santa, digna e incorruptible, y como medio para seguir amando y adorando a Dios.
         Cada intento de crimen de lesa humanidad debe ser considerado un atentado contra nuestra madre Santísima quien significó y significa actualmente el Crisol del valor y respeto de nuestra naturaleza humana, no sólo espiritual sino también material. No olvidemos que Dios nos amó tanto que envió a su propio Hijo para encarnarse en nuestra propia naturaleza humana, y fue el cuerpo de María el representante de la simbiosis entre el hombre y Dios nuestro Creador, y por tal acontecimiento se dignificó más nuestra naturaleza corporal.
          El hombre cuando está guiado por la furia del demonio derivada de los conflictos, es que atenta contra nuestra valiosa naturaleza y vida corpórea, en las masacres, como un ataque desafiante de Satanás a la Santísima Virgen María quien simboliza el Crisol valioso de nuestra dignidad corpórea y respeto. Pero, a pesar de ello, el hombre masacrado trasciende a una vida inmortal, porque tiene en su esencia  la parte espiritual de su alma inmortal fuente de valores superiores que, bien cultivados, le pueden conducir a la esfera de la cercanía a la fuente de la  vida: ¡la Divinidad! Allí donde  está el cuerpo y alma de nuestra madre la Virgen María.
          Cuando en el teatro de la vida, los pueblos se ven amenazados por una masacre, deben acudir en oración a María porque les libre de esta tragedia, como supo librar al cuerpo de su hijo, recién nacido, de la masacre que propinó el rey Herodes contra los niños de Belén.
           3.- Las guerras:
          Las guerras significan la negación a un mandamiento divino que Dios como Padre Nuestro nos dio: Amarnos los unos a los otros como Él mismo nos ama. Este precepto no fue dado antes por intermedio de Moisés en sus tablas de la ley, pero lo anticipó en Levítico capítulo 19, versículo 13, 16, 17, 18 que a la letra dice: “No harás agravio a tu prójimo ni le oprimirás con violencia… No conspires contra la vida de tu prójimo. No aborrezcas en tu corazón a tu hermano sino corrígele y explícale abiertamente, para no caer en pecado por su causa. No procures la venganza ni conserves la memoria de la injuria de tus conciudadanos. Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (17).
          Luego fue el mismo Cristo quien vino personalmente a darnos este mandamiento divino cuando dijo: “He venido a daros un nuevo mandamiento que es amaos los unos a los otros como yo os amo”. Por eso “cada cristiano debe sentirse un hijo muy amado de Dios, tener presente que el rostro de Dios Padre es el rostro del amor perfecto, verdadero e infinito, y nuestras obras con los demás deben ser según nuestro corazón el cual debe estar lleno de amor” (18).
          Juan Pablo II manifestó que la guerra para arreglar conflictos entre las naciones ya es inaceptable, debe ser cosa del pasado (19).
          Debemos tener presente que desde que Dios se hizo hombre en María su madre, la presencia y el actuar del ser humano en el mundo se revaloriza, en especial en su vinculación con sus semejantes; porque hay una unidad indisoluble entre el hombre y Dios. Pero los hechos que se dan en las guerras como torturas, terrorismo, mutilaciones, muertes masivas por armas modernas sofisticadas, bombas de fósforo, minas antipersonales, etc., no reflejan un compromiso moral ni amoroso con Dios en el prójimo.
          Con las madres, que obligadas a enviar a sus hijos a las guerras María comparte el terrible sufrimiento de saber que ellos están siendo masacrados, torturados o muertos, pues ella sufrió también demasiado cuando se enteró que su hijo Jesús, en poder de Poncio Pilato estaba siendo torturado, humillado en su dignidad; y luego al verlo crucificado contempló con lágrimas en los ojos la agonía del mismo, y su lacerado cuerpo ya muerto. Por eso, María seguro que también está en los escenarios de las guerras sufriendo con sus hijos de uno y otro lado, y llorando, allí está entonces también presente la Madre Dolorosa, entre los cadáveres de sus hijos. Pero ante la indiferencia o complicidad del resto del mundo que expectante no corre en auxilio de aquéllos, salvo honrosas excepciones. Parece haber actualmente un deterioro mundial sobre el respeto a los derechos humanos de las naciones, en las reglas de la guerra, porque hay un atropello de incumplimiento de tales derechos de las poblaciones civiles indefensas, como son de los niños y madres masacradas.
            Producto de las últimas guerras hay muchos detenidos en cárceles públicas pero también en cárceles secretas. En un tiempo dado fueron en Irak 48 mil detenidos, prácticamente todo un ejército. Estos hechos evocan en María el amargo recuerdo de haberse enterado de la detención de su Hijo por orden del Sanedrín y por la traición de Judas.
          La guerra es el primer paso para el subdesarrollo y la pobreza, pues hay en las guerras pobreza y malnutrición severa, en especial de niños en las zonas de Afganistán e Irak, y en los Estados Unidos por gastos de la guerra no se debe descuidar los presupuestos económicos para la salud infantil. En los hospitales de los pueblos invadidos no hay ya los medios suficientes para la atención de los heridos, por esta carencia, la parábola del “Buen Samaritano” no se puede cumplir, y la solidaridad de María clama por el auxilio de las demás naciones poderosas.
          Los Estados Unidos de Norteamérica estuvieron invirtiendo mensualmente  como 10 mil millones de dólares en las guerras de Irak y Afganistán, con el consiguiente drama no sólo de los árabes sino que además el pueblo norteamericano da también su sangre y muchas privaciones. Esta situación podría ser una de las causas  de la actual crisis económica norteamericana.
          Según la BBC mundo.com del 13 de noviembre del 2007 “un estudio millonario realizado por miembros del Partido Demócrata en el congreso de Estados Unidos revela que la guerra en Irak y Afganistán costó hasta el 2007 casi el doble de lo que se previó originariamente”.
           “…Dicen que ambas campañas han costado unos 20 mil dólares, a la familia promedio del país…se explicó que los gastos suponen que los conflictos hayan costado a los contribuyentes alrededor de 1.5 billones…,que el tratamiento médico al que son sometidos los veteranos podrían añadir U.S. $ 30 mil millones más a los costos de las intervenciones militares, incluyendo los pagos por incapacidad y los ingresos que dejarían de percibir aquellos excombatientes afectados con desordenes post traumáticos” (20).
           La cifra de muertos en Irak fue horrenda como 1 millón de personas y hay además varios millones de desplazados hacia otras regiones. Jordania y Siria generosamente los han recibido. María también sabe del drama del destierro que significa huir de su patria, cuando lo hizo escapando de los crímenes de Herodes contra los niños en afán de destruir la naciente vida del niño Jesús. Las naciones y gobiernos de Jordania y Siria, aunque no mayormente de creencia cristiana, cumplen así los mandatos de la misericordia divina, y tal vez lo hicieron porque Dios, sobre la humanidad, a Moisés le dijo: “Pondré en sus mentes mis leyes y las escribiré en sus corazones”.
          Una vez más la solidaridad de la cual María fue un brillante ejemplo,  se ha puesto de manifiesto en este gesto generoso de Siria y Jordania. No olvidemos que en María está además un conjunto de virtudes que toda la humanidad debe cultivar.
          Los conflictos entre sectores religiosos y la brutal limpieza étnica están devastando Irak, fue Mosul uno de los escenarios de mayor violencia y, según información del diario “El Comercio” de Perú del 18-11-07, más de 5 800 han muerto en Afganistán ese año (Kabul DPA).
          Sin embargo, Jesús significa la unión de todas las razas y de todos los pueblos, en la Eucaristía que a diario se celebra en la Iglesia Católica. “Debido a la comunidad de origen, el género humano forma una sola unidad, porque Dios creó en un solo principio todo el linaje humano” (21). De allí que en las guerras debe existir el límite de lo trascendente humano de la confraternidad universal entre todos como hijos de Dios y María, hermanos en la peregrinación por este mundo. 
          Pero uno de los periodistas más destacados e informados que han estado inmersos en esta terrible tragedia de la guerra en Irak, Nir Rosen publicó recientemente un epitafio: “La muerte de Irak”, en la revista especializada: “Current History” (22).  Y en cuanto a los horrores de las guerras podemos observar la pintura de Pablo Picasso al respecto, a esta pintura se la ha llamado “La imagen del siglo XX”, calificada también como intolerable. Además Sistiaga, en el Foro sobre conflictos internacionales en España dijo que: “Según sus experiencias personales relacionadas con este tipo de conflictos, el ser humano es el peor enemigo que tiene el hombre,…no todos los reporteros de guerra vuelven a un lugar de conflicto después de las situaciones que han experimentado, aunque otros sí lo hacen porque tienen una preparación psicológica, una dureza de carácter que los hace diferentes de los demás” (23).
          Ante esta terrible realidad que contradice los designios de unidad que nos dio el Creador, la Santísima Virgen María como toda madre fomenta la fraternidad entre sus hijos y la protección del más débil, de allí que desea que los mecanismos internacionales para fines de pacificación, control y solución de conflictos internacionales cumplan mejor sus roles. Así, en caso de conflictos militares entre las naciones, para contener los imperativos militares que pueden afectar los derechos humanos de las poblaciones indefensas, de los prisioneros de guerra, de los perdedores, de las poblaciones destruidas, etc., ha surgido el Derecho Internacional Humanitario, el cual contiene el germen de la salvaguardia internacional de los derechos humanos cual es preservar la salud y la vida de las víctimas de guerra. Así surgen la Convención de la Haya de 1907, las 4 Convenciones de Ginebra de 1949 y sus protocolos de 1977.
          Además, María nos trajo la paz para el mundo cuando tuvo a su Hijo, de allí su gran atributo de “Reina de la paz”, por eso es que en Navidad cantamos “Noche de paz”. Cuando ella también defendió y cuidó la naciente y joven vida de Jesús contra sus perseguidores y enemigos, nos demostró la importancia de la vida de todos y cada uno de nosotros, la que debe estar por encima de bajos intereses y conflictos entre las naciones.
         Ahora, María sufre por la vida de los jóvenes norteamericanos que, en filas de guerra o saliendo de ellas, asumen las secuelas de la depresión, ansiedad y recurren al suicidio; más todavía, cuando en acciones de ataque y defensa sus hijos árabes voluntariamente entregan sus vidas en suicidio (24). Hay casi 600 casos de suicidios de jóvenes soldados norteamericanos en el frente de guerra que hubo en Irak y sigue en Afganistán, y también entre los veteranos de las mismas (25).   
          Actualmente, también existen pecados que claman al cielo, así como “Clamó al cielo la sangre de Abel, y hubo el clamor del pueblo judío oprimido en Egipto…” (26). Ahora, la sangre de Abel es de nuestras naciones hermanas como las de Afganistán, Irak, Líbano, Palestina (Gasa), de la juventud estudiantil que fue masacrada en China, etc.
          María vio nacer, crecer y desarrollar al líder más grande de la humanidad, a Jesús; por eso ella conoce muy bien los contenidos morales de su doctrina para el gobierno de todos los pueblos del planeta, sintetizados en el amor mutuo y la caridad hacia los débiles. Ella también como “Madre del buen consejo y Virgen prudente” nos recuerda las amonestaciones que el rey David, su antepasado, les dio a los reyes y jueces que gobiernen con sabiduría, porque “más vale la sabiduría que las fuerzas, y el varón prudente que el valeroso. Que al juzgarnos no exceptuará Dios persona alguna, ni respetará la grandeza de nadie, pues al pequeño y al grande El mismo los hizo y de todos cuida igualmente” (27).
          “Por otro lado, aunque no estemos ante una amenaza inmediata, no ha desaparecido el riesgo de una gran guerra global…“ (28), de allí la necesidad de estar siempre atentos con prudencia y responsabilidad no sólo ante el propio pueblo sino también ante el resto de la humanidad y Dios. Porque una guerra de este tipo, y con las armas de destrucción masiva actuales, nucleares, produciría una catástrofe destructiva material y psicológica, iría a fondo contra gran parte de la creación divina en este planeta de la cual María fue también parte y es la obra de Dios más perfecta por excelencia.
           El problema más grave de seguridad mundial podría estar en Asia, donde no hay ningún sistema colectivo de seguridad, tampoco existe una alianza efectiva, pero sí hay problemas como el de China con Taiwán, el de Cachemira, Georgia entre otros. Esta situación se empeora por la introducción de armas nucleares y misiles para el escenario bélico (29).
           “De uno u otro modo se ha evitado el enfrentamiento nuclear entre las grandes potencias, pero hay que tener un optimismo ciego para suponer que la humanidad tendrá la misma suerte en el siglo que ahora comienza”. Actualmente el enriquecimiento de Uranio que realiza Irán está originando el celo y temor de otras potencias nucleares, motivo por el cual puede haber contra Irán una guerra corta y brutal, con serias repercusiones en el resto del mundo.
            Sin embargo, “la mitad de cientos de canales de televisión muestran películas de crímenes y guerras. La militarización de la política y la politización del aparato militar avanzan a toda velocidad” (30). 
          Ante este panorama es urgente recordar que María en sus apariciones de Fátima nos exhortó para que recemos el Santo Rosario constantemente en pro de la paz mundial. Que fue María quien descubrió a Dios presente en la historia de los hombres, y también representa la esperanza de los pueblos oprimidos. Que finalmente el concurso de las naciones se reunirá en torno a Jesús, su Hijo, “y Él mismo es quien ha de juzgar con rectitud la redondez de la Tierra, juzgará a los pueblos con justicia” (31). Por eso con mucha fe y amor debemos acudir a María para que por su intercesión podamos conseguir para entonces, la caridad de la misericordia divina.
          Muchos pensamientos altivos de los líderes de las naciones poderosas han llevado a la construcción de escenarios de guerras, unas tras otras, con toda la tragedia que éstas significan para los pueblos en conflicto. Por eso, ella nos recuerda el libro del Eclesiástico capítulo 5 versículo 3 (32), que “cuando uno es poderoso no debe vanagloriarse de su mandato ni pensar que nadie pedirá razón de sus acciones de gobierno”, debe cultivar también un espíritu de humildad.
          Por eso, María fue escogida por Dios no entre los más poderosos del mundo de entonces sino entre los más humildes e incluso ya allá en lo alto, en el Reino del Señor, a pesar de los honores que le brinda su Hijo ella mantiene una actitud de firme humildad y sumisión al Divino, de allí que actualmente es la “Estrella de los humildes; del mundo”. En este mismo libro del Eclesiástico se dice: “No te dejes llevar de pensamientos altivos a modo de tono soberbio que a todo embiste, no sea que tu ansiedad se estrelle” (33). Por lo tanto, la soberbia y la ira son pecados capitales de los gobernantes cuando generan conflictos y guerras entre los pueblos.
          Para que en la humanidad haya equilibrio es menester que desaparezcan las ambiciones egoístas de algunos políticos, y que ella no esté amenazada de partirse en dos. Por eso es conveniente que los gobernantes de gran influencia en el mundo y todas las demás personas de buena fe, cuyas acciones tengan el privilegio de gozar de alcance mundial, tomen la decisión de luchar porque ya no esté la tendencia genocida entre las naciones como sí la hubo en el siglo XX. Deben fomentar una cultura de paz donde el diálogo y la concertación entre los países y sus intereses sean los medios de solución para que no hayan guerras, y antes bien prevalezcan la solidaridad, justicia, integración y ayuda mutua entre las naciones. Si procedemos así seremos dignos hijos de María, porque ella es “Madre del pueblo de Dios”, solidaria y “Espejo de justicia” (Letanías).
          El 21 de Diciembre del 2006 en España se realizó un foro sobre conflictos internacionales, “el periodista vasco Jon Sistiaga y el jefe internacional del diario ABC Miguel Saavedra dijeron en este foro que la historia del mundo da muchas vueltas, pero siempre hay un resquicio de esperanza. Saavedra enfatizó esta premisa previa al foro”. “Agregó que aunque existen muchos lugares en los que la guerra parece que nunca va a terminar, siempre hay un espacio para el optimismo”. Por eso, los que sufren el drama de una guerra deben acudir a María suplicando interceda ante Dios  les conceda la aurora de la paz, porque ella es la “Estrella de la mañana”, “Virgen fuente de clemencia” y “Reina de la paz” (Letanías a la Santísima Virgen María).
           4. La Guerra en Afganistán
          La violencia trajo violencia y el afán de limpiar la sangre con sangre desencadenó esta tragedia en Afganistán: la guerra.
          La acción terrorista que se produjo el 11 de setiembre del 2011 en las torres gemelas de Nueva York y el Pentágono produjo indignación, desesperación, dolor, muerte, sufrimiento indescriptible en Estados Unidos y conmoción en el mundo. La reacción fue como de una “venganza infinita” y se produjo contra Afganistán una ofensiva llamada: “Libertad duradera”, porque se detectó que desde allí se preparó y dirigió este trascendental y cruel atentado, a inicios del siglo XXI.
          Se dijo que la reacción bélica sería sólo contra las bases terroristas de Al Qaeda, pero además la población civil fue también víctima de ataques no sólo de las fuerzas estadounidenses sino además de la OTAN (Organización del Atlántico Norte) por el convenio de mutua defensa con esta organización (34). Por eso se introdujeron, en un momento dado 62 mil soldados internacionales.
          Pero antes, “Estados Unidos acusa a Osama Bin Laden, un saudí exilado en Afganistán, de planear los ataques terroristas del 11 de Setiembre. Se exige al gobierno Talibán, en el poder en Afganistán, entregarlo o enfrentar una guerra” (35), pero este gobierno no lo entregó.
          De modo espectacular se produjeron ataques con poderosas bombas y, en violación de la Ley humanitaria internacional, se usó la violencia excesiva, con fuerza indiscriminada se mató incluso a mujeres y niños (36).
          Esta guerra además ha originado el aumento del volumen de negocio de la droga, los opiáceos (37). Tres millones de afganos viven de la producción de este producto.
          Se podría calificar como de un “infierno” la vida en este país, pues hay destrucción física y humana, muchos viven entre las ruinas de la guerra, la mortalidad infantil es la más alta del planeta. Los varones se quedan en casa y solamente las mujeres pueden ir a trabajar, porque ellos son baleados. Hay hambre y no tienen ayuda para sembrar trigo, el gobierno no les ayuda.
          Antes de esta guerra, Afganistán ya había quedado muy afectada por otras guerras, pero ahora recibió en su contra la incursión bélica de varias potencias, en cumplimiento de la mutua defensa de los miembros de la OTAN de la cual Estados Unidos forma parte.
          La Santísima Virgen María conmovida ve y escucha la aflicción de este pueblo, como madre también de los árabes islámicos porque su amor es inclusivo a todos los pueblos, razas, de religión cristiana o no, su amor no es exclusivo. Pero Dios, gracias a que se encarnó en María, siente también al mundo en forma solidaria, y así es que capta el dolor, privaciones y angustia de esta nación; siente como suyos, como en su propia carne, el drama de Afganistán y también el de las víctimas de los atentados del 11 de Setiembre; porque Él mediante su encarnación en María se ha convertido en el Verbo solidario con los dramas de la humanidad.
          La acción terrorista del 11 de setiembre, que desencadenó esta guerra, fue motivada tal vez por graves sentimientos ocultos de odio o venganza generando una tragedia física, mortal y moral en el pueblo norteamericano. Pero la reacción no fue menos grave, al contrario fue un baño de sangre en esta guerra, con subyacentes sentimientos también negativos y atroces, pero no de perdón. Es que “el mal moral entró en el mundo incomparablemente más grave que el mal físico” (38). Esto significa también que el amor en su sentido más amplio no mueve al mundo actual, urge cultivar una civilización de amor. Vivimos “en un mundo en el cual a veces se  relaciona el nombre de Dios con la venganza o incluso con la obligación del odio y la violencia…” (39), concepción distorsionada de Dios.
          “La Madre del Redentor estuvo nuevamente presente en Estados Unidos entre las víctimas del 11 de setiembre, y está también entre las de esta guerra en Afganistán, porque halla en ellas el espejo fiel del dolorido rostro moribundo de su Hijo, ya que en ellas se repite el dolor de Cristo en la cruz, ante un mundo todavía cruel, aún 2 mil años después de su inmolación en la cruz.
          Pero, ella, como “Reina de la paz” y “Espejo de justicia”, muestra entre sus brazos al Redentor quien significa la paz para el mundo y la justicia final para entre las naciones.
           5. El drama palestino-israelí
          Este drama es parte del conflicto árabe-israelí, que es entre el Estado de Israel y sus vecinos árabes, en el que están en juego, entre otros problemas, y en este caso el reconocimiento de Israel y Palestina en el derecho de ocupar los territorios de la región.
          Ahora hay problema en lo relacionado a la soberanía de la Franja de Gasa y Cisjordania y la eventual formación de un Estado palestino en ellas. (40) En las negociaciones de paz, el gran entrampamiento entre Israel y los palestinos es que en las conversaciones no se hacen mutuas concesiones. La solución no debe ser militar sino política y con el apoyo internacional, pero la expansión de colonias israelíes en territorio palestino perturba las negociaciones de paz.
          Lamentablemente, al interior de Palestina hay 2 grupos rivales: Hamas y Al-Fatah que se enfrentan constantemente, luchan por el poder y se acusan mutuamente de colaborar con Israel; estos enfrentamientos son sangrientos y con muchas víctimas. A este drama se han sumado las sanciones económicas que la comunidad internacional ha puesto sobre Palestina, dañando de manera grave la economía de ésta.
          Por esta situación más de 400 mil palestinos viven refugiados en el Líbano y allí son objeto también de violencia, por haberse infiltrado entre ellos grupos de extremistas de Al Qaeda. El 60 por ciento de ellos vive en pobreza. El gobierno Libanés debe actuar contra las bases de Al Qaeda y no contra los civiles refugiados.
          En el enfrentamiento que Palestina tiene contra Israel, hacen constantes lanzamientos de cohetes Al Kasam y proyectiles de mortero, contra la población israelí. Pero este último país tiene superioridad bélica en sus acciones de ataque y defensa. Esta situación ha generado una espiral de violencia en esta zona, con el consiguiente mayor drama en Palestina porque se ha convertido en una nación que sin Estado ni ejército es bombardeada constantemente por este vecino poderoso, además por diversas privaciones está como obligada a sufrir hambre, humillación y abusos, el 50 por ciento de los habitantes de Gasa en edad de trabajar están desempleados, se les impide la pesca, etc.   
          Sin embargo, la comunidad internacional no tiene la conciencia solidaria suficiente como para conmoverse, salvo honrosas excepciones,  y en nombre del derecho humanitario, con energía poner fin a esta situación, pues las masacres a palestinos continúan, y en ellas mueren hasta los niños y las madres gestantes.
          Desde el aire y contra Palestina han arrasado incluso locales de la ONU, no les dejan entrar ayuda humanitaria, a la prensa tampoco. Pareciera que la ONU es sólo un decorado.
          Israel no reconoce a Palestina como Estado, e incluso trata de destrozar sus bases territoriales. Y ésta tampoco reconoce a Israel con derecho a ocupar esos territorios de los cuales Belén, Nazaret y Jerusalén son los principales lugares por donde caminó María y su Hijo. En Belén se dio el primer mensaje de paz y amor para el mundo, y en Jerusalén se sembró la doctrina cristiana de amor, justicia, paz, confraternidad y libertad también para todo el orbe.
          Muchos dirían que por el actual conflicto también antes lloraría ya Jesús al entrar en Jerusalén, y que María sufrió aquí, en Belén, la primera amenaza contra la vida de su Hijo por parte de la persecución de Herodes. Fue en Jerusalén el escenario de la pasión y muerte de Cristo por la redención de toda la humanidad.
          La dignidad de la persona, según el Evangelio de Cristo predicado en estas tierras, conlleva el derecho a la libertad, reconocido incluso a María para el “sí” o el “no” a la encarnación del Hijo de Dios en ella. Este derecho está siendo afectado en toda la nación Palestina. Así, Israel para defenderse ha establecido un muro que lo separe de la población Palestina. Esta valla ha recluido en aislamiento a los Palestinos, en contra del derecho a la libertad, porque sólo pueden moverse a determinadas horas y caminar bajo control de los israelíes, están como en una cárcel, prisioneros del muro, viven cercados a tal punto que ahora es la nación más densa del mundo.
          Es el “Muro de la vergüenza”, y “ya cumplió un poco más de 5 años, provoca un impacto demoledor en la vida cotidiana de decenas de miles de palestinos, y que conmovería a cualquiera que lo ve y lo toca. El muro ha arruinado miles de negocios, e impide el acceso normal a los hospitales, escuelas, fábricas y cultivos” (41). Se inició su construcción en el 2002 pero 2 años después el Tribunal Internacional de Justicia lo declaró ilegal.
         Cuando los palestinos quieren ir al hospital deben hacerlo a pie y no en carro. Todo material que compran tiene que pasar por el control de seguridad de Israel. Hay fugas de capitales que habían invertido, y muchos pobladores palestinos están emigrados. Se ha encarecido el transporte y la producción, y el turismo ha bajado en un 10 por ciento. En el hospital hay escasez de suministros médicos y para mantenimiento de equipos.
          Belén está en tierra Palestina, allí donde la Virgen María alumbró a Jesús y ahora está la Iglesia de la Natividad. Esto significa que ella ahora está constantemente con sus ojos puestos en estas trágicas tierras y sufriendo solidariamente con esta población. Paradójicamente, ella nos trajo al Amor Divino para desde aquí irradiarlo al resto del mundo. Pero, como Madre Dolorosa actualmente también participa en Palestina del sufrimiento de las madres cuyos hijos, por el conflicto están quedando discapacitados, exilados, masacrados, y cuyos esposos están presos en Israel y a quienes no pueden ni siquiera visitar. Sufre por los niños que en estas tierras han sido heridos, muertos o están desnutridos, y en ausencia de sus padres quienes están apresados o muertos a consecuencia de los bombardeos.
          María dio en Belén el primer hogar para Jesús, y ahora sufre por las familias palestinas que han perdido sus casas a las que se les impide volver, y porque muchas también han sido demolidas. Ella, como madre y esposa, sabe del inmenso valor que para toda familia tiene una casa, un hogar, y el desarraigo que significa perderla. La Madre del Redentor nos dio un modelo de familia para el mundo, en la que la unidad es un valioso elemento espiritual y material, por eso ahora comparte el sufrimiento de muchas de estas familias palestinas divididas por las restricciones en la libertad de movimiento, por los apresamientos y huidas al exterior. Todos estos y otros dramas que actualmente sufren estas familias son para María preocupación, porque de ellos además se pueden derivar problemas psicológicos que estorben la capacidad de amar a Dios y el cultivo de la fe, pues ella es reconocida como “Reina de los que viven su fe” (Letanías).
          Según información proveniente de CNN del 25-10-07 (Internet) Israel aprueba un plan para acortar el suministro de luz y combustible en Gaza, hay cortes temporales en el suministro de electricidad. Casi el 50 por ciento de la población en Gaza está sin electricidad, pues Israel bombardeó una importante central eléctrica en una acción llamada “Lluvia de verano”, violando así las condiciones de Ginebra que prohíben hechos similares. Este hecho ha originado protesta de grupos defensores de los derechos humanos, y del Subsecretario de Asuntos Humanitarios de la ONU  John Holmes. Porque este “castigo colectivo” agrava la situación humanitaria.
          Además, en los territorios palestinos, sobre todo en Gaza sólo el 40 por ciento tiene agua potable, se depende de los israelíes y se ha cancelado la planta desalinizadora.
          La madre de Cristo al pie de la cruz escuchó angustiosa la queja de su moribundo Hijo, de tener sed. Ahora, ante el drama del escasez de agua en la población palestina, ella tristemente evoca en su corazón ese sufrimiento de su Hijo en la cruz; pero la sed que su hijo manifestó también fue de necesidad de amor que es lo que este pueblo ahora necesita de la comunidad internacional. Pareciera que la pasión de Cristo en estas tierras todavía continuase en las personas de esta atribulada nación.
          Y ante las tinieblas a la que es sometida Gaza, María ruega a Dios que no se oscurezca también la luz de la esperanza de un mundo mejor y digno a la condición humana como hijos de Dios. Ella es también Madre de la Esperanza para la salvación mediante el sufrimiento que simboliza la cruz del Redentor.
          Gracias a su intercesión misericordiosa ante Dios por este pueblo, es que seguro se han movido los corazones del grupo Hamás para acciones de asistencia social como alimentos y otras acciones más. Asimismo, Irán se manifiesta como benefactor de este pueblo. Hay también agencias de la Iglesia Católica en favor de los refugiados, y misioneros franciscanos cuidan a nuestra gente de estas tierras. Y seguro que María seguirá pidiendo por ellos, porque Ella es “Reina y Madre de Misericordia, Madre de la Esperanza, y Abogada nuestra” (42).
          El hostigamiento, la humillación y el desprecio son el matiz de relación que los israelíes tienen con estas poblaciones. Pero tenemos fe y confiamos en que los israelíes, como pueblo elegido por Dios en los comienzos de su historia, cumplan también ahora su rol fundamental como “hermanos mayores en la fe y moral” que nos enseñaron Abraham y Moisés.
          Pero la nación judía, a través de la historia ya sufrió mucho sin territorio ni Estado, ella tiene derecho a un territorio y a ser reconocida en él.
          María es también madre del pueblo judío que ahora defiende su territorio como tal vez la tierra prometida por Dios desde Moisés, y sufre con ellos el rechazo de parte de los pueblos árabes vecinos contra los israelíes. Como compatriota de los judíos, desea también un lugar para ellos, pero no mediante  la guerra, sino, la persuasión y sabios oficios de sus gobernantes. Desea un lugar donde se le reconozca al pueblo judío sus derechos como cualquier otra nación. Ellos son una nación industriosa y amante de las leyes del Padre Eterno, y desea se les respete su derecho a la vida como raza, y nunca vuelvan las persecuciones y matanzas como otrora sufrieron en tierras extrañas.
          La historia universal de las naciones le dio a Israel una tierra llamada “prometida por Dios”, por lo tanto santa, y estos territorios deben respetarse para ellos por haber sido así la voluntad divina.
          Pero tampoco en pleno siglo XXI se puede tener a la nación palestina sin libertad, sin autonomía política y oprimida por otra. Merece ser reconocida como nación y Estado para lo cual tiene derecho a poseer un territorio libre, como parte de la tierra que Dios ha creado para morada de todo hombre.
          Para lograr sendos derechos estas naciones requieren una atmósfera de confianza en negociaciones para la paz, en las que se hagan mutuas concesiones. Para ello  es necesario el apoyo de la comunidad internacional también.
          Así la tierra de Jesús y María, lugares santos, no estaría atormentada por violencia y sangre. Tierra por donde María caminó y desenvolvió su maravillosa y sacrificada vida. Tierra desde la que su Hijo nos trajo la paz como mensaje, Jerusalén en hebreo significa “Ciudad de paz”, pero que ahora se debate en escenas de sangre; tierras que vieron a María nacer y la cobijaron para el milagro más grande de la historia: la encarnación del Altísimo en su seno. Miles de sus hijos allí ahora sufren tanto que podría significar una proyección de los dolores de Cristo en el calvario, y de la angustia y dolor indescriptible de María ante el sufrimiento y muerte de su Hijo.
          Estas tierras que recibieron los mensajes de la doctrina cristiana, mensajes de amor y paz, tienen ahora otras madres que también lloran las muertes de sus hijos caídos por la violencia. Para ellas seguro que María trae nuevamente el mensaje que en el Sermón de la Montaña Jesús dijo: “Bienaventurados los que lloran porque ellos serán consolados”, pues a ella se le reconoce el valor de ser “Consuelo de los afligidos”. (Letanías)
          6. La paz     
          La noche de navidad en Belén cuando la Santa Madre de Dios nos trajo al niño Jesús, fue noche de amor y de paz. La luz brilló en las tinieblas y se oyó de los ángeles este cantico: “Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad”. Ella, madre feliz, sintió además gloria y resplandor; y con alegre mirada contemplaba que a su Hijo los pastores le decían: “Tú eres la salvación, tú la dicha, tú la paz”. La paz que lo ángeles cantaron en Belén es para los hombres de buena voluntad, es decir para quienes se dirigen a Dios, quienes lo glorifiquen.
          María, la Madre Purísima, cuando todavía tenía a Jesús en su vientre sentía una profunda paz en su corazón, a pesar de que en torno suyo existía la oculta amenaza del castigo social por haber concebido a su hijo con persona diferente a su esposo (el Espíritu Santo). La paz entre las naciones o pueblos se logra también cultivándola primero en lo profundo de nuestro corazón producto del amor, y para este amor Cristo nos dijo: “Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os aborrecen. Bendecid a los que os maldicen y orad por los que os calumnian” (43).
          El mundo tendrá paz si los hombres en la política pusieran en práctica las enseñanzas del Evangelio, porque éste es reflejo del amor de Dios. De allí que Cristo en el sermón de la montaña dijo entre otras cosas: “Bienaventurados los que buscan la paz porque ellos serán llamados hijos de Dios”.
          Pero, para la paz lo que falta en el mundo es más amor, si el amor fuera el alma de la humanidad no hubieran guerras como las de Irak y Afganistán, tampoco habría terrorismo como en la tragedia del 11 de setiembre, ni problemas de conflictos y violencia en diversas partes del mundo como en África. Pues la paz es tranquilidad en el orden, el orden está dado por Dios en las Tablas de la Ley de Moisés y en las enseñanzas del Evangelio del Señor, en las cuales se hace mucha referencia al amor entre las personas y entre las naciones.
          Sin embargo, el hombre ha sido creado por el amor de Dios y para su amor. El Creador ha sembrado en nuestros corazones, cualidades que le permiten dar amor y buscar el amor de los demás, de allí que sentimos placer al dar amor y al recibirlo.
          Por eso, la Santísima Virgen María, en varias de sus apariciones, pide le construyamos un templo a donde acudamos a ofrecerle nuestro amor y a buscar la paz mediante nuestras oraciones, asimismo, a donde ella nos cobije amorosamente y reciba nuestras suplicas para su intercesión ante la Divinidad. Esta experiencia, por ejemplo la tenemos en la actualidad en la iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe en Méjico. Allá, ella como “Refugio de los Pecadores” mitiga muchas de nuestras aflicciones propias de los dramas actuales de la humanidad. Para este valioso objetivo de amor ella se ha manifestado también en diversos lugares del planeta, en cuyos sitios por eso se le ha levantado templos y se le rinde homenaje convirtiéndose así en “Honor de los Pueblos” (Letanías).
          Ante la urgencia de implorar a Dios nos conceda la paz en el mundo, en agosto de 1987 en Kioto representantes de todas las religiones oraron por la paz (44). Pero el rezo del Santo Rosario ha sido propuesto por los últimos Papas como la oración por la paz, y María en Fátima nos pidió rezar esta oración para el logro de la paz en el mundo. De allí que al hacerlo debemos sentirnos implicados en este pedido por intermedio de María que es “Abogada nuestra” (La Salve). Tengamos presente que este siglo XXI se ha iniciado con los terribles atentados del 11 de setiembre, seguido de otros como en España, además de dos guerras (en Irak y Afganistán) que han destruido la vida y esperanza de miles y han originado otro tanto de refugiados y desplazados.
          “No fue Dios quien hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de los vivientes…por la envidia entró la muerte en el mundo” (45). Fue la envidia a la condición de Dios Creador que Satanás la provocó en Adán y Eva, instándoles a ser como Él, comiendo la manzana del árbol prohibido. Y para revertir esta desgracia Dios nos prometió a María como Madre del Salvador, quien con su Hijo aplastaría la cabeza de Satanás en la serpiente.
          Así es como desde el primer pecado nuestra naturaleza humana está herida, vivimos un desorden y temor en nuestros corazones, ya que cada nuevo pecado crea desorden y cada desorden origina falta de paz. Pero, María nos trajo a Dios, quien es su Hijo, por obra del Espíritu Santo quien nos da nuevo orden, nos une a El mediante su único camino que es el de la paz, porque Él mismo es la paz; y ésta es fruto de su amor que es radical y redentor.
            La paz en justicia, desarrollo y perdón  
          No hay paz sin justicia, porque la paz es obra de la justicia, Dios es justo y nos llama a la justicia. Por eso consideramos que “la justicia es parte integrante de la evangelización” (46).
          La justicia es una virtud cardinal, sin ella la sociedad se va al caos. “La paz no se reduce a una ausencia de guerra, fruto del equilibrio siempre precario de las fuerzas. La paz se construye día a día, en la instauración de un orden querido por Dios, que comporta una justicia más perfecta entre los hombres” (47). Por eso existen “grados y formas con que se han de aplicar los principios doctrinales a la realidad concreta de la convivencia humana”.
          “La exactitud para llegar a determinar tales grados y formas resulta tanto más difícil cuanto que nuestra época está caracterizada por una acentuada tendencia a la velocidad. Por lo cual el trabajo cotidiano de ajustar cada vez más los hechos sociales a las exigencias de la justicia…es una labor que jamás puede darse completamente terminada como para descansar sobre ella. Más aun conviene que todos consideren que lo que se ha alcanzado no basta para lo que exigen las necesidades y queda por lo tanto mucho todavía por realizar o mejorar” en el diverso campo de las distintas instituciones de las naciones y pueblos  organizados actuales que viven la época de las conquistas espaciales, del Internet, comunicación digital, del sistema robótico, etc., época “en que la familia humana ha entrado en un nuevo camino con perspectivas de amplitud casi sin límites” (48).
          “Las mutuas relaciones entre las comunidades políticas tienen también que estar reguladas por la justicia, ella exige tanto el reconocimiento de los mutuos derechos como el cumplimiento de los mutuos deberes…la misma ley moral que regula las relaciones entre los hombres es la que debe también regir las relaciones entre los estados” (49).
          Son derechos de las comunidades políticas: el disfrute de los recursos naturales para su desarrollo, la soberanía, el desarrollo en un progreso social estable y sostenible, a no ser oprimidos; a que se les respete su patrimonio material, moral y cultural; derecho a la existencia, a la defensa de la buena fama, etc.
           Pero “las diferencias económicas y culturales demasiado grandes perturban la paz entre las naciones” (50). “Pueden determinadas comunidades políticas superar a otras en cultura, en civilización y en desarrollo económico. Pero no por tal excelencia pueden dominar a las otras injustamente, cuando más bien las obliga a prestar una mayor contribución en el trabajo de su elevación recíproca…Y en realidad no existen seres humanos superiores por naturaleza, porque todos somos iguales en dignidad natural” (51).
          Ningún país debe desarrollarse oprimiendo a otro, al contrario deben actuar en solidaridad generosa para así promover el progreso del hombre hacia el bien común de la humanidad. Para ello procuremos apoyarnos en la solidaridad de María como una luz que nos ilumine en este gran objetivo, por eso es conveniente establecer una alianza de amor con Ella para que de una transformación personal pasemos a una transformación social, puesto que los desequilibrios sociales en contra de la paz, justicia y desarrollo hunden sus raíces en los personales.
          María además de solidaria es “Espejo de Justicia” (Letanías) para la paz, por eso se preocupa por ejemplo por la injusticia que sufre la nación Kurda quien desde el norte de Irak lucha por su derecho a lograr su Estado, es una nación sin Estado, la más populosa del mundo, son 40 millones de personas dispersas entre Turquía, Irán, Siria, Irak.
          La Santísima Virgen María como “Consuelo de los Afligidos” (Letanías) está presente entre los pueblos del Tercer Mundo y sin paz, afligidos por lograr su independencia económica. Estuvo entre los jóvenes oprimidos en Asia, China quienes clamaron por un diálogo en libertad con su gobierno, pero que fueron reprimidos con violencia mortal. El diálogo es el derecho fundamental y básico del ser humano, es el medio de comunicación del hombre con el hombre y del hombre con Dios. La naturaleza del hombre es la libertad, Dios lo hizo libre, respetó y respeta esa condición.
          La Virgen María en la anunciación dio el “Sí”, en uso de su libertad, y utilizó también el diálogo con Dios mediante el arcángel Gabriel. El diálogo es entonces parte del respeto a la libertad, y su ejercicio es importante e inalienable de preferencia cuando mediante él se espera decisiones fundamentales y trascendentales para la justicia, la paz y desarrollo de los pueblos. Es que el hombre es un ser pensante por naturaleza, y necesita expresar su pensamiento mediante el diálogo para así darle fluidez a sus ideas sobre sus anhelos, inquietudes, éxitos, pedidos de perdón, fracasos, etc. Es en el ejercicio de la facultad pensante que buscamos y hallamos a Dios, quien constantemente dialoga con nosotros en la voz de nuestra conciencia moral.
          Santa María como madre que cuidó y protegió la vida del niño Jesús, está ahora cerca de los niños-soldados de Sierra Leona en que por falta de paz han huido a Liberia, tiene el corazón destrozado por los crímenes de guerra que sus hijos, los de la población civil de Sierra Leona (África) sufrieron por acciones de rebeldes del FRU. Estos les mutilaban las manos y brazos; además reclutaban niños convirtiéndolos en niños soldados, como a veinte mil de ellos, a quienes les obligaban a consumir alcohol, drogas y a atacar a sus propios padres, asimismo eran violados sexualmente. Ahora, para la paz, a las víctimas se les pide perdonar y a los asesinos se les pide arrepentirse. Sin embargo, María sabe también que más de 100 mil niños empuñaron el arma en algún rincón del África Subsahariana, región de pobreza, y que hace poco 37 niños murieron en el Líbano como producto del conflicto con Israel. Sabe que en Europa hubo la matanza de Albaneses, el conflicto de Yugoeslavia, etc. Estos dramas demuestran que continúa el sufrimiento de María como “Madre Dolorosa”.
          Estas y otras circunstancias similares, de las atrocidades en el mundo sin paz, constituyen para su maternal corazón un martirio constante, por eso la reconocemos como “Reina de los Mártires”, mártires “cuya sangres claman al cielo por justicia”.
          María reconocida como “Refugio de los pecadores”, quiere que la busquemos aun en medio de nuestros sufrimientos, cuando no tenemos paz en nuestros corazones producto de nuestros pecados e injusticias, pues, ella nos conducirá a su Hijo Redentor quien trajo el perdón y la paz de Dios a la humanidad. María y su Hijo cultivaron la paz, la justicia y el perdón, y Él nos enseñó a superar la Ley del Talión que era “ojo por ojo y diente por diente”.
          No olvidemos que “El amor apasionado de Dios por su pueblo, por el hombre, es a la vez un amor que perdona. Un amor tan grande que pone a Dios contra sí mismo, su amor contra su justicia…” (52). Y es por este drama de amor, justicia y perdón que nos trajo después la paz. Porque nuestra armonía con Él, establecida por su justicia original, había quedado destruida por el pecado original, y desde entonces Dios nos prometió a María para el camino del perdón, la reconciliación y la paz, mediante su maternidad divina, de allí que se la reconoce como “Reina de la paz” (Letanías).
            7. Armas de destrucción masiva y similares  
          “El principal desafío que enfrentan los habitantes del mundo es, literalmente la sobrevivencia…¿con qué autoridad generación en generación de líderes en Estados con armas nucleares usurpan el poder para dictar las chances de la continuación de la vida en el planeta? Manifestó el general Lee Butler, ex jefe del comando estratégico de Estados Unidos, agregó que todos los seres humanos deben estar unidos en nuestro compromiso de abolir las demostraciones más letales de las armas atómicas” (53).
          Es que estas armas están diseñadas para matar a muchas personas de manera indiscriminada, asimismo, afectarían mortalmente a otras formas de vida, tanto animal como vegetal. Dios bendijo su creación de la vida en el planeta, y de manera especial a la humanidad. Fue María la más bendecida, de allí que su prima Isabel le dijo: “Bendita eres entre todas las mujeres…”.
          La bomba atómica es madre de las armas de destrucción masiva. Pero además de las nucleares son consideradas también de destrucción masiva a las biológicas (virus, bacterias, hongos, parásitos, toxinas, etc.) y químicas, éstas dos últimas no propiamente producen destrucción pero sí exterminio a determinadas formas de vida (54). También matan indiscriminadamente y en gran número las minas antipersonales, aunque las muertes que producen son a largo plazo; las bombas de racimo, porque al caer se dividen en múltiples ojivas, destruyen todo alrededor del área donde fueron lanzadas; y la munición de Uranio empobrecido la que aún con su nivel bajo de radioactividad produce “incremento de casos de cáncer y malformaciones congénitas. Se han documentado casos en Kosovo, Serbia y sobre todo en Irak donde el ejército estadounidense las usó intencionalmente” (55).
          El problema referente a estas armas no puede abordarse sin hacer alusión previa a la desgracia nuclear provocada por la mano del hombre contra el hombre en 1945, en la segunda guerra mundial, en el ataque con 2 bombas atómicas que el pueblo japonés sufrió recibiendo en Hiroshima y Nagasaki; cuyos resultados originaron demasiados muertos (unos 300 mil), graves daños en el ecosistema y mucha destrucción. Una bomba fue lanzada  a la primera ciudad, produciendo una tormenta de fuego durante tres horas arrasando todo en un radio de 2 kilómetros desde el epicentro de la explosión, produciendo durante ocho horas una lluvia radioactiva; tres días después Nagasaki recibió una segunda bomba atómica. Las consecuencias sobre estas poblaciones afectadas fueron catastróficas con secuelas aún en los años actuales, y el medio ambiente también sigue sufriendo en su ecología.
          Esta desgracia de la humanidad en el pueblo japonés fue producto del poder destructivo del hombre contra el hombre. Con ello él creó su propio infierno aquí en la tierra, y demostró que tiene una capacidad destructiva maléfica como ningún otro ser de este planeta, o tal vez también de este lado nuestro del espacio sideral. Estupefactos con este horrendo y espectacular crimen de lesa humanidad, cabe plantearnos filosóficamente las preguntas: “¿qué es el hombre? ¿Merece ser llamado hijo de Dios? ¿Es que el hombre es capaz de destruirse a sí mismo?
          El amor maternal de la Virgen María no distingue raza ni credo religioso, entonces sus hijos fueron masacrados. Lloremos con ella por la memoria de esta masacre. Lloremos con María por los japoneses nuestros hermanos, lloremos por el hombre destructor de entonces, pero también por el de hoy.
          La Virgen María entregó su cuerpo puro al Espíritu Santo, para la encarnación del Hijo del Altísimo, porque amaba a Dios y con El al resto de la humanidad, quería nuestra redención. Pero ¿qué ha ocurrido con las bombas de Hiroshima y Nagasaki? ¿Es que el hombre rechaza su redención? O es que demuestra a gritos la urgente necesidad de la Redención, por sus culpas no sólo del pasado primitivo sino también del constante presente de su pecado.
          Sabía también María de la calidad de la conducta humana y su horrendo poder de destrucción, por eso colaboró con la anunciación del arcángel Gabriel y con el proceso de vida, pasión y muerte de su divino Hijo Jesucristo, por la redención de la humanidad tanto del pasado como del presente, y sobre todo del futuro. Aceptó el dolor de madre atribulada  por el sacrificio de su Hijo también, es a partir de la cruz que ella al aceptar ser madre nuestra, por mandato divino, acepta sufrir por nuestras maldades y también por nuestros sufrimientos posteriores. 
           Por eso, seguro que ella ha estado presente en los lugares afectados durante aquellos aciagos días sufridos por el pueblo japonés, ha estado como “Madre Dolorosa” entre los cuerpos retorcidos de sus hijos, sufriendo como lo hizo cuando recogió el cuerpo sin vida de su Hijo Jesucristo después de su muerte en la cruz. Es que su dolor maternal no terminó en la cruz; ella continúa sufriendo con nosotros y por nosotros. Tal vez haya orado pidiendo a su Hijo por ese pueblo, de allí que él no haya seguido la espiral de la venganza, antes bien, del perdón y el trabajo; ese pueblo parece ahora bendecido por Dios  para la prosperidad. Sin embargo los sobrevivientes envejecen, pero el mundo todavía no aprende, dado que la carrera armamentista continúa. Y las plantas nucleares habidas en el Japón y afectadas por el último terremoto y maremoto han puesto en serio riesgo no sólo a este país sino también al resto del mundo.
           Así “Annan ex secretario general de la ONU dijo que cientos de miles de estas armas nucleares siguen guardadas en arsenales de todo el mundo… la potencia de las bombas alojadas en la cabeza de los misiles balísticos actuales es de varios megatones, con un poder de destrucción equivalente a un millón de veces el de la bomba lanzada hace 59 años”. “Los estados nuclearizados son entre otros: Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Israel, China, India, Paquistán, muy pronto Irán, y Corea del Norte ya”. Ahora llegan a un total de 12 y, según expertos en este siglo “unos veinte países en vías de desarrollo podrían tener armas químicas, unos 10 tendrían armas biológicas, y más de 15 podrían tener misiles balísticos con capacidad de llevar armas nucleares” (56).
          Esta carrera significa que “Aunque el poderío atroz de los actuales medios militares logre por ahora disuadir a los hombres de lanzarse a la guerra… no puede en cambio negarse que un hecho cualquiera, imprevisible e incierto puede de repente provocar un incendio bélico” (57), con consecuencias fatales para la vida en el planeta. Ya en el mismo Japón, a consecuencia de un terremoto se ha producido la fuga casi incontrolable de radioactividad, afectando a la población cercana de las plantas nucleares y al Océano Pacífico y su riqueza ictiológica.
          Las armas de destrucción masiva que almacenan varias naciones constituyen un peligro porque son sólo consecuencia del hecho que la humanidad no se considera en sí misma una gran familia, puesto que mediante este tipo de armas y otras tratan de protegerse disuasivamente entre las naciones, amenazando con usarlas en caso de agresiones mutuas. Por eso, la Iglesia Católica debe propiciar la oración a María Santísima como Virgen Prudentísima y Reina de la Paz, pidiéndole que su carisma maternal haga crecer entre las naciones la fraternidad.
          Pero si la muerte fue el último triunfo del demonio sobre la humanidad a quien quiere ahora destruir radicalmente mediante el uso de estas armas, sin embargo, recordemos que María derrotó a este enemigo, pues ella nos trajo a Cristo el Mesías, quien significa la resurrección y la vida, y cuando esclavizados por el pecado, producto de la envidia de Satanás, nos liberó con su crucifixión y resurrección, quebrantándose  así el poder del Maligno.
          “Porque el hombre es la cumbre de la obra de la creación y Dios distinguió notoriamente la creación del hombre de las otras criaturas” (58). Entonces con estas armas pretendemos poner en riesgo de destrucción a lo más valioso de la creación divina en la tierra: la “humanidad” y además su medio ambiente. El motor o motivo es el pecado como el odio, la envidia, la soberbia, la venganza, el egoísmo, el arrebato, la codicia de los recursos ajenos, el sometimiento del imperio de los económicamente fuertes sobre los débiles, etc. Esta situación hace que vivamos en un mundo inseguro.
          Todos los días amanecemos con riesgo del buen tino o no de los gobernantes de las potencias que poseen estas armas, las que si son lanzadas a cualquier lugar del planeta pueden ocasionar la muerte masiva y en cadena de seres humanos, animales y plantas. El regalo de este maravilloso planeta que Dios nos ha dado está en peligro. No poseemos en el espacio sideral otra morada a dónde huir.
          Estas armas en manos de potencias constantemente amenazadas y amenazantes significan un peligro a nuestra creación y constituyen una máxima expresión de nuestra inclinación al mal, al tánatos. Por eso, invoquemos a María por ser “Virgen Prudentísima” (Letanías) siembre en los corazones de nuestros gobernantes y militares, el valor de la prudencia que fue la virtud que ella cultivó.
          La Santísima Virgen María sabe de la vibración de nuestra carne temblorosa ante semejante peligro, porque ella es de nuestra propia naturaleza humana. Si María se estremeció al observar las llagas que había sufrido el divino cuerpo de su Hijo, cuando lo encontró camino al calvario, ¿cómo se estremecerá ante la amenaza a la vida y cuerpo de sus hijos?
           Como madre nuestra se preocupa por el destino final de la humanidad. ¡Cuántas veces ya habrá impedido se produzca en la conciencia de los poderosos la voluntad de una tragedia nuclear! Porque ella sigue orando en el Cielo por nosotros, para que la humildad que ella tanto cultivó sea la contraparte que domine la soberbia en la conciencia del bélicamente poderoso.
           Cuando por la envidia de Satanás pecaron nuestros primeros padres y así entró la muerte en el mundo, Ella nos fue prometida como una esperanza, y es por ello que su Hijo Jesucristo al resucitar venció a la muerte y nos prometió vida eterna, por eso “Creemos en la resurrección de la carne y la vida perdurable. Amén” (59).
           Los efectos destructivos de estas armas constituyen, tal vez, algo similar al infierno que Satanás nos tiene preparado y contra el que luchó María con su presencia en la corredención.
          Jesús dio la vista al ciego; curó de la lepra, de la parálisis, de la enfermedad, e incluso resucitó a muertos como a Lázaro y a la hija de Jairo, María vio con satisfacción esta labor maravillosa de su Hijo en bien de la vida. Además desde niña cultivó la tierra y gozó de la vida de las plantas y sus aromas, sus frutos, y animales. Y ahora estas armas son un peligro para la vida no sólo de los hombres sino también de las plantas y animales.
          ¿Es que el mundo debe resistir al militarismo cada vez mayor en el planeta? No olvidemos que el mismo Einstein en 1955 pidió la abolición de las armas atómicas y de la guerra en general, y que “el Papa Pío XII dijo: “Nada se ha perdido con la paz, todo puede perderse con la guerra” (60). Por eso, es actualmente un reto para la humanidad lograr un desarme nuclear, la no proliferación de armas de destrucción masiva, y la destrucción total de las existentes. Necesitamos desesperadamente hoy un nuevo desarme.
          Sin embargo, cabe señalar positivamente que se realizan esfuerzos por evitarlas mediante diversos tratados: “como el de No proliferación nuclear, Convención sobre armas biológicas y Convención sobre armas químicas. Además Noruega presentó en Ginebra una nueva iniciativa para prohibir las bombas de racimo porque causan un daño humanitario inaceptable…” (61).
          Según la agencia noticiosa de CNN del 29/5/08 en Dublín e Irlanda 109 países decidieron no usar las bombas de racimo que producen, minas antipersonales ni bombas incendiarias. Se comprometieron a no producir, no acumular, no comprar ni venderlas por ocho años.
          La Santa Sede y otros 96 países firmaron un tratado de prohibición de bombas de racimo (62). También se ha realizado la Convención de Otawa para prohibir las minas antipersonales, que ha sido firmada por 154 países (63). Hubo otro acuerdo entre 181 países contra las armas químicas; y se ha creado una organización para la prohibición de armas químicas, vinculada también con la ONU en 1997. En 1972 se firmó un acuerdo por el que se renunciaba a la fabricación y almacenamiento de armas biológicas, celebrado por Estados Unidos, Gran Bretaña, Rusia y otros 130 países.
          Sin embargo muchos de estos tratados y otros no son fielmente cumplidos. Por eso, hay enormes inventarios de municiones de racimo, arsenales nucleares, plantas productoras de armas químicas, etc. Hay también países con ambiciones nucleares.
          De allí la responsabilidad que deben ejercer los países potencias bélicas, ante el mundo actual, por estas armas, las que además deben ser protegidas por escrupulosos y fuertes sistemas de seguridad para evitar accidentes como el de Chernovil, o que caigan en manos de terroristas. Debe haber una cumbre mundial de seguridad nuclear. Los hombres de ciencia tienen la responsabilidad de que sus productos no sean usados de modo negativo por otros, además deben respetar a Dios en su creación.
          Tengamos presente que Dios celebró con Noé, en su arca, una alianza entre Él y todos los  seres vivientes, que debe durar hasta el fin de los tiempos, y estamos obligados a respetarla. Es con la Santísima Virgen María que Dios estableció su segunda y definitiva alianza entre Él y  los hombres para la salvación de la humanidad, mediante el sacrificio cruento de Cristo en la cruz, de allí que debemos reconocer la gran importancia que para Dios significa la humanidad, y ahora estas armas equivaldrían a un atentado contra ella.
          Si se lanzan bombas nucleares en alguna parte del mundo, la corriente atmosférica se encargaría de llevar a distintos lugares del planeta la muerte de diversas formas de vida, ¿qué comeríamos si ya no hubieran frutos y los animales agonizarían de cáncer?
          Los grandes líderes de la ciencia, la cultura y la política saben que vivimos una cultura de guerra, violencia y armamentismo y que “si alguna nación está preparada con armas atómicas, se da ocasión a que otras naciones se preocupen también por tener este tipo de armas, con igual potencia de destrucción” (64).
          Estos líderes son los llamados a erradicar el secularismo en el planeta, porque significa el vivir como si Dios no existiese, ignorándole. El secularismo en la ciencia ha originado la fabricación de estas armas, prohibidas por Dios en su quinto mandamiento: “No matar”. Si organizamos un mundo sin Dios será contra el hombre, su libertad y sus derechos fundamentales, como el derecho a la vida, porque no habría moral.
          Tal vez “la desobediencia y la incredibilidad contenidas en el pecado de nuestros primeros padres” (65), ahora constituyen el sustento moral de estas acciones en favor de la fabricación de estas armas propias de un mundo secularizado. “Dichosos los que oyen la palabra de Dios y la guardan” (66), manifestó Cristo refiriéndose a María su madre. Entre ella y el Espíritu Santo hubo un misterioso vínculo porque María no sólo escucho la palabra de Dios sino que también la puso en práctica (67). Así, ante este drama del mundo que trata de vivir como si Dios no existiese, el secularismo, que no quiere escuchar ni cumplir lo que Dios manda o prohíbe, María nos da el ejemplo para superarlo: Ella oyó y obedeció. Por eso también nos dice: “Hagan lo que Él os diga”, Él nos dijo: Quinto mandamiento, “No matar”, nuevo mandamiento: Amaos los unos a los otros como yo os he amado, primer mandamiento: “Amar a Dios sobre todas las cosas”, séptimo mandamiento: “No hurtar”, décimo mandamiento: “No codiciar los bienes ajenos”, etc.
          María “en el instante de la Anunciación ha acogido la palabra de Dios porque ha creído, porque fue obediente a Dios, porque guardaba la palabra y la conservaba cuidadosamente en su corazón” (68). “En la Anunciación María se ha abandonado completamente a Dios, manifestando la obediencia de la fe a aquél que le hablaba a través de su mensajero, y prestando el homenaje del entendimiento y de la voluntad dio una nueva respuesta de fe con todo su yo humano” (69) cuando contestó: “He aquí la esclava del Señor hágase en mí según su palabra” (70). De allí que su prima Isabel le dijo: “Dichosa tú por haber creído…” (71).
          Urge ahora desechar el secularismo y seguir el modelo de comportamiento de María, sólo así la humanidad no estará al borde de la destrucción total, tampoco el planeta estará amenazado y en él los demás seres vivientes. Porque la obra de Dios fue la creación y no la destrucción. La fe y obediencia de María a los designios de Dios reemplacen al secularismo en la ciencia y la violencia. Y que “la verdadera paz no pueda existir firmemente entre los pueblos sino tan sólo fundada en la confianza mutua y no en el equilibrio de las armas” (72), pero sí también en los convenios en los que se tenga presente la voluntad de Dios como es el perdón, el amor al prójimo, la justicia, la solidaridad, prudencia, etc. Porque la soberbia, el egoísmo y el orgullo personal o de nación pueden conducir a la destrucción masiva.
          María al pie de la cruz mantuvo su fe incólume, aunque perturbada por los crueles maltratos y torturas que apreciaba en el cuerpo de su divino Hijo, pensó tal vez que el hombre podía ser verdugo no sólo del hombre sino también de Dios, en Jesucristo crucificado. Esperemos también que la fe de María nos sirva de luz, aun en los dolores y sufrimientos que nos producen los conflictos armados en un mundo orientado por el secularismo de los fabricantes de estas armas.
            8. El terrorismo
          Jhon Deutsh considera que el terrorismo está dado como “actos de violencia cometidos contra personas inocentes o no, combatientes; con la intención de obtener fines políticos a través del terror y la intimidación”. No confundamos al terrorismo con el crimen organizado, aunque ambos emplean la violencia, el crimen  tiene sólo fines de lucro. La guerrilla emplea también la violencia, y sus fines son asimismo políticos, pero se diferencia del terrorismo en que no ataca a poblaciones civiles indefensas sino sólo a militares o policías en ejercicio contra ella; también suele realizar actos terroristas cuando el grupo insulgente guerrillero así lo decide, éste es el caso de las actividades de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias Colombianas).
          El terrorismo es una forma de guerra no convencional, porque rompe con las reglas del Derecho Internacional Humanitario, usa la violencia indiscriminada atacando incluso a víctimas inocentes, actuando así fuera de los parámetros que aun debe respetar cualquier guerra. Las organizaciones terroristas usan también acciones propias del crimen organizado como secuestros, extorciones, comercialización de drogas para financiarse, asesinatos, atentados con explosivos, uso de bombas incendiarias, ataques armados sorpresivos a poblaciones o grupos indefensos como también al ejército, policía o miembros de la estructura defensiva del Estado. Porque entre sus fines políticos está el apoderarse ilegalmente del gobierno, o cambiar el sistema político de su nación mediante una sangrienta revolución.
          “Este fenómeno es una de las formas de violencia más difíciles de contener debido a que su campo de acción se extiende más allá de las regiones de conflicto…; por su imprevisibilidad actúa por sorpresa creando incertidumbre, infundiendo terror y paralizan la acción; su inmoralidad produce sufrimiento innecesario golpeando las áreas más vulnerables…..El objetivo de los terroristas es la propagación del pánico en la comunidad sobre la que dirige la violencia. En consecuencia la comunidad se ve coaccionada a actuar de acuerdo con los deseos de los terroristas. El terrorismo interno busca a menudo la desestabilización de un Estado causando el mayor caos posible, para posibilitar así una transformación radical del orden existente” (73).
          La acción terrorista proviene a veces del Estado contra su propio pueblo a quien masacra y atropella sus derechos humanos, amenaza y da leyes injustas. Suele recurrir incluso al uso de policías secretas, campos o cárceles donde concentra a sus enemigos capturados para torturarlos o exterminarlos. En el siglo XX se dio este tipo de terrorismo con el fascismo en Italia y el comunismo en otros países. Pero actualmente se da en diversos gobiernos dictatoriales como en Libia en abril del 2011, en Siria en 2012 y otros mencionados en el tema anterior sobre masacres y crímenes de lesa humanidad.
          La posibilidad futura del terrorismo nuclear es un tema muy preocupante. “La ex Unión Soviética, allí se pueden encontrar residuos de armas nucleares. Es peligroso el tráfico ilegal de material radioactivo, porque se puede dar uso militar o terrorista y producir un desastre humanitario” (74). En la actualidad hay más países que están fabricando sus armas nucleares, y esta situación es un peligro para la supervivencia de toda la humanidad y la conservación del planeta.
          El avance tecnológico bélico de las potencias que invaden países del Tercer Mundo, producen en ellos reacciones de defensa de corte terrorista contra los invasores. Pareciera que el demonio mueve a los oprimidos para la violencia terrorista como respuesta.
          Como consecuencias del terrorismo se da la muerte, temor, destrucción de la infraestructura material de la sociedad, pánico, venganza, amenazas, confusión, caos, desgobierno, anarquía, etc. Pero el máximo exponente del terrorismo es la muerte, y allí viene en auxilio la Santísima Virgen “María Auxiliadora”, por ser madre espiritual nuestra sale al encuentro de nuestras almas en este momento trascendental de pérdida de nuestra vida. De allí que ante la amenaza terrorista debemos rezar siempre el Ave María invocándola en su segunda parte así: “Santa María Madre de Dios ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén”.
          Por el pecado original, incitado por Satanás, vino la muerte espiritual y material al mundo, pero Dios inmediatamente nos prometió a María, para que Ella le aplastara la cabeza a la serpiente endemoniada, en efecto fue mediante su Hijo que así lo hizo.
          El vacío fundamental de la conducta terrorista es la falta de caridad con el prójimo, aun con el enemigo. “La caridad es superior a todas las virtudes y es la primera de  las virtudes teologales” (75). Ésta, junto con las virtudes de fe y esperanza, sí cultivó María.
          “Cuando Cristo moría por amor a nosotros cuando éramos todavía enemigos” (Romanos 5, 10), dijo por sus verdugos: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”. El Señor nos pide que nos amemos como Él nos ama, hasta a nuestros enemigos (Mateo 5, 44), que nos hagamos prójimo del más lejano (Lucas 10, 27-37)” (76). En este caso el más lejano es el enemigo, es quien no concuerda con nuestros deseos o inquietudes, el que hace lo contrario a nuestros objetivos o nos impide la realización de nuestros propósitos. En la parábola del buen samaritano nos enseñó a ser buen prójimo.
           La virtud de la caridad actualmente puede ser el camino del perdón y amor al enemigo. El fenómeno del terrorismo carece de esta virtud en sus integrantes, en sus raíces, de allí la violencia y la siembra del crimen y del terror en la población y autoridades, tomando una causa como justificación de la acción violenta contra poblaciones indefensas. Nada malo debe justificarse para lograr el bien o no que se proponen.
           La Santísima Virgen María es la fuente terrenal de la caridad, ¡Cuántos actos llenos de esta virtud habrá realizado en su vida! Los que desconocemos por estar cubiertos por el velo de su humildad. Ella sufrió demasiado al ver a su Hijo destrozado en la cruz por el odio descontrolado de sus enemigos, pero anidó en su corazón el perdón que su Hijo pidió a su Padre en la expresión: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”. Por eso ella después de la muerte de su Hijo fue la primera en perdonarlos. De allí que en María debemos captar la doctrina del amor y perdón, para que los conflictos sociales no degeneren en el terrorismo, flagelo actual de la humanidad a quien amenaza su existencia.
          La caridad cristiana ha inspirado a muchos a observar una vida de amor a los demás, al respeto de la dignidad de la vida humana y los derechos humanos en general, de allí que la religión es una fuerza positiva para el bien de la vida humana. No debemos utilizar la religión para acciones terroristas, por eso no la mezclemos con las instituciones políticas ni menos para justificar el uso de la violencia.
          La paz de Jesucristo es la paz de justica, amor y perdón; debemos ser instrumentos de Jesucristo para esta paz. “Donde haya odio pongamos el amor, donde haya rencor, el perdón”, dijo San Francisco de Asís. La madre de Jesucristo ante el sufrimiento y muerte de su Hijo, a pesar de su dolor maternal manifestó un silencio de perdón y humildad, que la hizo más grande moralmente en señal de la virtud de la caridad.
          Por eso, ante el fenómeno del terrorismo invoquemos a María nos auxilie para que siembre caridad en nuestros corazones resentidos por los conflictos sociales, porque “la caridad asegura y purifica nuestra facultad humana de amar… y tiene por fruto la paz y la misericordia” (76).
          La fraternidad y reciprocidad desinteresada y generosa, propias de la caridad como virtud madre, pueden facilitar la solución de conflictos políticos sin recurrir a la violencia terrorista. No olvidemos que al decirnos Jesús: “He venido a daros un nuevo mandamiento que es amaos los unos a los otros, así como yo os amo”, se refirió al ejercicio de esta gran virtud (77).
          “Devolver odio por odio multiplica el odio y contribuye a que la oscuridad de la noche que ya no tiene estrellas sea más intensa todavía”, lo decía Martin Luther King en Estados Unidos. Pero en la inmoralidad terrorista hay el antiguo proverbio chino: “Mata a uno y aterrorizarás a 10 mil”. Un refrán invocado por ciertos terroristas palestinos expresa: “Si un individuo es castigado, entonces 100 tendrán miedo” (78). Estas máximas se cumplen hoy por la facilidad que en la globalización dan los medios de comunicación.
          Además, el terrorismo se ha internacionalizado, y es así como desde Medio Oriente el 11 de setiembre del 2001 se trasladó a Estados Unidos un brutal atentado de esta naturaleza que hizo colapsar a tres edificios en los que se realizaba actividades empresariales las más grandes del mundo y era epicentro simbólico de la economía y finanzas de Estados Unidos con el resto del mundo. En las torres gemelas de World Trade Center de New York (Manhattan) y en el Pentágono de este país se produjo este demencial ataque terrorista con toda su virulencia. Se calcula alrededor de 3 mil muertos, de los cuales 343 fueron bomberos y los rescatistas sufren ahora de cáncer porque el polvo les hizo daño.
          Este atentado justificó la guerra en Afganistán y otra en Irak por el temor que este último país posea armas químicas o biológicas, lo cual fue falso, pero en cuyos territorios también se desarrolló el terrorismo como medio de defensa ante la superioridad bélica de Estados Unidos. Este es el caso típico de la espiral de la violencia, la violencia trae violencia.
          Por este atentado que sufrió Estados Unidos, muchos hogares se han roto, muchos cadáveres ni siquiera recibieron cristiana sepultura por no haber sido encontrados. ¡Cuántas madres lloraran ahora por la muerte de sus hijos en este atentado terrorista! También ¡cuántas esposas sufren el vacío de la viudez por este mismo motivo! María se solidariza con el luto en estos hogares, porque también sufrió la viudez a la muerte de su esposo, y peor aun enfrentó la trágica muerte de su único Hijo nuestro Señor Jesucristo en la cruz. Este episodio brutal, que sufrió Estados Unidos, fue como un shock de violencia tal que en todo el planeta el hombre mismo se sintió exhausto, por la crueldad de que es capaz el hombre contra el hombre. Muchas madres, esposas, seres amados, lloran y lloran hasta hoy. “Bienaventurados los que lloran porque ellos serán consolados” (79).
          Sería muy extenso y dramático este tema si nos referimos concretamente a cada una de las acciones terroristas llevadas a cabo en diversas partes del mundo como en Irak, Paquistán, España, Perú, Afganistán, Colombia, Alemania, Austria, Cuba, Italia, Líbano, Argentina, Reino Unido, Israel, India, etc. La actual humanidad está en alerta, las Naciones Unidas han estado activas en la lucha contra el terrorismo para eliminar esta amenaza. Existen actualmente como 21 tratados mundiales o regionales para combatir este fenómeno, son instrumentos jurídicos internacionales en materia de prevención y represión del terrorismo.
          Pero el terrorismo utiliza ahora el avance tecnológico que le facilita sus acciones, así por ejemplo utiliza el Internet, la telefonía celular, etc. Las medidas de protección contra el terrorismo cibernético son insuficientes. Además pueden llegar a usar armas químicas, biológicas y nucleares, posibilidad ésta de alta peligrosidad para la vida no ya solamente de un grupo poblacional completo sino de toda la de nuestro planeta.
          Pero la Virgen María cultivó y protegió la vida de su hijo, dándonos así un modelo de conducta para las generaciones posteriores, y sin embargo muchos hijos adoptivos de ella ahora son privados de sus vidas por los atentados terroristas que hacen de sus cuerpos carne de venganza, de odio y de crueldad, por sus torturas. Ella ante estas torturas está presente, entre estos hijos, desgarrada de sufrimiento, asimismo lo estuvo en el calvario y al pie de la cruz contemplando las llagas de su Hijo. Al verlo en ese estado sabía que  Cristo estaba dando su vida por la salvación de toda la humanidad, y como ella lo conocía mucho sabía también que lo hubiera hecho del mismo modo por la salvación de una sola persona única, por su pecado. Así de valiosa es para Él la vida de cada ser humano. Los terroristas en cambio no aprecian el valor humano de sus víctimas, tampoco expresan arrepentimiento, ni respeto por la vida.
 
FUENTES
Conflictos en el mundo
  1. Catecismo de la Iglesia Católica, Ob. Cit., p.94 (400).
  2. Ammis, Juan Rial, Universidad de la República de Montevideo Uruguay ORT, www.unibrest.fr/amis.europesameriques (Internet).
  3. Evangelio de Juan 2, 1-11.
  4. Salesman, Eliecer, ob. cit, p.53.
  5. Escobar La Cruz, Ramiro, Internet: Conflictos mundiales: Ruanda y Bosnia- Herzegovina. 50 años en busca de la dignidad “Mundo violento”,
  6. Ibid.
  7. Hobsbawm, Eric, “Guerra y paz en el siglo XXI”, ob. cit. p. 2, 17 y 12.
  8. Papa Benedicto XVI, Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz, El Vaticano, 16/12/10.
  9. Pontificio Consejo “Justicia y paz” libro: “Comercio Internacional de Armas” Ciudad del Vaticano 1994. Librería Editrice Vaticana  Jesús María Lima, Perú, p.3 y 5.
  10. Génesis 18, 18.
  11. Génesis 22, 18
  12. Catecismo, ob. cit. p.41
  13. Ibid, p.87
  14. Loc. Cit
  15. Efesios 2, 22.
  16. Gs 14,1.
  17. Mateo 22, 39.
  18. Cuadros Del Carpio, José Andrés, “Pensamientos y enseñanzas cristianas super interesantes”, Lima Perú, 2007
  19. Noticiero televisivo EWTN.
  20. Internet, Noticias internacionales BBC.com, 13/11/07.
  21. Catecismo de la Iglesia Católica, 358 (299) ob. cit. primera   parte p.86.
  22. Chomsky, Noam, Diario “El Comercio”, Lima Perú ob. cit. Mayo de 2008, “La campaña y la guerra atroz”.
  23. Foro: Conflictos Internacionales 21/12/06, España (Internet)
  24. Diario “El Comercio”, Noviembre 8 de 2007, Chávez Juan Carlos, correponsal, ob. cit.
  25. Diario “La República”, director Gustavo Mohome Seminario, Lima Perú, 1/11/07.
  26. Catecismo de la Iglesia Católica, ob. cit. p.420 (1867)
  27. Biblia, Libro de la Sabiduría, capítulo 6, versículos 1 y 8.
  28. Hobsbawm, Eric, “Guerra y paz en el siglo XXI”, ob. cit, p.31.
  29. Ricupero, Rubens, Guadagui, Alberto, Foro Sur,  (Sacado del buscador de Google, Internet).
  30. Diario “El Comercio”, ob. cit. artículo “Los hilos de la violencia”, Norman Bembaum (sociólogo) 30/9/07, Lima Perú
  31. Libro del Rey David, Salmos 9, 9. Biblia.
  32. Libro del Eclesiástico 5, 3. Biblia.
  33. Ibid. capítulo 6, versículo 2.
  34. Diario “El Comercio” Ob. Cit. 4/5/08
  35. Almanaque Mundial 2003, Editorial Televisa, Méjico, director Martín Pérez Cerda p.15.
  36. Internet, Noticias Internacionales, BBC, 30-4-07.
  37. Internet, Noticas internacionales Hispavista, 24/9/07.
  38. Catecismo de la Iglesia Católica, ob. cit. p.78 (311).
  39. “Sobre el amor cristiano”, Encíclica Deus Caritas Est, Ob. Cit. p.6.
  40. Internet, Wikipedia, la Enciclopedia Libre: “Conflicto Árabe-Israelí.
  41. Diario “La República”, ob. cit. página internacional, 13/7/09
  42. Frases de la Oración “La Salve”.
  43. Evangelio de Lucas capítulo 6, versículo 27-28.
  44. EWTN informe.
  45. Catecismo de la Iglesia Católica ob. cit. p.38 (423)
  46. “Puebla”, La evangelización en el presente y en el futuro de América Latina, p.256. Ediciones Paulinas. Secretaria nacional del Episcopado Peruano y Comisión Episcopal de Evangelización y Catequesis (son los coeditores), mayo 1986. Editorial Labrusa S.A. VII Edición. Lima Perú.
  47. “Populorum Progessio”. ob. cit. p.51
  48. “Encíclica sobre la paz”, ob. cit. p.61-62.
  49. Ibid. p.35.
  50. “Populorum Progressio”, ob. cit. p.7.
  51. “Encíclica sobre la paz”, ob. cit. p.37.
  52. Ibid. p.22.
  53. Chomsky, Noam, Diario “El Comercio”. ob. cit. 4/5/08. Masachussets, Cambridge. New York Times. Sindicate. Lima. Perú.
  54. Kragelund, Eduardo P. Internet, “El cajetín de la lengua”, 2003.
  55. Internet, Wikipedia, la Enciclopedia Libre, “Armas de destrucción masiva”.
  56. Internet, Armas de destrucción masiva, Noticias de Ecologistas en Acción, Cádiz, Comisión Paz y Solidaridad. Aniversario de bomberos nucleares norteamericanos sobre Japón. “La bomba atómica madre de las armas de destrucción masiva”, 9/8/04.
  57. “Encíclica sobre la paz”, ob. cit. p.44.
  58. Génesis 1, 26. (La Biblia).
  59. Rezo del Credo.
  60. “Encíclica sobre la paz”, ob. cit. p.45.
  61. Internet, Noticias Internacionales, 17/11/06.
  62. Canal Televisivo EWTN Informe, 2/01/09.
  63. Internet, Noticas Internacionales 17/11/06.
  64. “Encíclica sobre la paz”, ob. cit. p.43.
  65. Papa Juan Pablo II, “Redentoris Matter”, Carta Encíclica, Documentos Eclesiales. Editorial Salesiana. El Vaticano, 1987, p.37.
  66. Evangelio de Lucas 11,28.
  67. “Redentoris Matter”, ob. cit. p.39.
  68. Ibid. p.41.
  69. Ibid. p.25.
  70. Ibid. p.26.
  71. Evangelio de Lucas 1, 45.
  72. “Encíclica sobre la paz”. ob. cit. p.45.
  73. Monografias.com, Internet, Estudio Social, Terrorismo internacional.
  74. Loc. Cit.
  75. Catecismo de la Iglesia Católica, ob. cit. p.815 (1826).
  76. Ibid. (1827 y 1829).
  77. Evangelio de Juan 15, 12.
  78. Almanaque Mundial 2003, ob. cit. p.47.
  79. Bienaventuranzas (del Evangelio). 

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