1. En una Cumbre de los Países No – Alineados
El 80 % de la población mundial está representada por el llamado “Movimiento de los Países No - Alineados”, que es de mayoría tercermundista. Son 118 países y en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) representan las 2/3 de la misma. Este movimiento tiene un poco más de 47 años de existencia y ha realizado varias cumbres y reuniones, en las cuales expresan sus inquietudes, problemas, propósitos y quejas. Un libro como éste no puede ignorar sus contenidos, porque sería sacar a la Santísima Virgen María de un escenario mundial muy importante para ella y sus hijos. Éstos se consideran, desde el punto de vista económico, “Países del Tercer Mundo”, pero al margen de estas denominaciones, en realidad, son naciones en vías de desarrollo.
En su última reunión del 2006, como es de estilo, asistieron sus respectivos dignatarios quienes como gobernantes representaron a sus países. Haciendo un análisis de contenido de esta cumbre se advierte que:
Luchan por su sobrevivencia y manifiestan que necesitan de este Movimiento para recibir apoyo, porque son naciones en pobreza y consideran que requieren de la solidaridad y ayuda mutua, pues se sienten vulnerables, marginados y víctimas de injusticia social internacional que sobre ellos ejercen las potencias desarrolladas. Así por ejemplo, el Presidente de Guinea dijo: “Luchemos contra la discriminación en las relaciones internacionales”. Y el representante de Eritrea reclamó para estos países ser asociados en la escena internacional y no subordinados a las potencias mundiales.
Ellos consideran que juntos, sin temor a nadie, podrían hacer mucho por la esperanza de la humanidad haciendo de este “Movimiento” un instrumento de cambio mundial contra la discriminación en las relaciones internacionales. El representante de Bielorrusia manifestó que la multipolaridad propiciaría el desarrollo de todo el planeta, y el Presidente de Colombia dijo que el derecho al desarrollo debe ser el pilar del “Movimiento”.
Reclaman una democratización en la Organización de las Naciones Unidas y en las relaciones internacionales; por eso, el Dignatario de Libia exigió una representatividad más justa y equitativa de los países en el Consejo de la ONU.
Es de sorprender la existencia de valores cristianos en el contenido de esta Cumbre a los que estos dignatarios, en diversos momentos apelan, como son: la solidaridad, confraternidad, ayuda mutua, justicia, la vida, la paz, etc., que son algunos de los valores que siempre cultivó la Santísima Virgen María e hizo de ellos sus virtudes. Pues éstos son parte de la moral social cristiana que es universal para todas las naciones del mundo, y ésta se basa en el mutuo amor y solidaridad con el prójimo. Aun los no creyentes asumen esta moral por su carácter universal, puesto que sólo reclama la justicia y el amor, además está constituida por los valores fundamentales de toda persona y sociedad, y los que marcan el sustrato a seguir, si queremos un positivo cambio progresivo, histórico mundial, en las relaciones internacionales.
Los hijos de la Virgen María deben reunirse para ayudarse mutuamente, porque aunque éstos tengan diferentes credos religiosos, para ella son iguales en su amor, y sus dramas son los que por ellos predicó también su Hijo y pidió a sus apóstoles: “Id por todo el mundo y predicad el Evangelio”. En esta doctrina, además de la enseñanza de esos valores, se reconocen los derechos humanos que ahora están vulnerados. Es la doctrina del amor, y en su sentido más amplio puede mover al mundo.
Así es como estos países buscan la solidaridad fraterna entre ellos, van contra la xenofobia y el colonialismo. El gobernante de Brunei manifestó oponerse al racismo y discriminación, apoyar la justicia y equidad para todos los pueblos, e instó apoyen y favorezcan la voz moral y ética de este grupo.
El representante de Iraq estuvo contra el racismo, cuando manifestó que en su país los problemas étnicos no permiten participación política igualitaria y que la injerencia extranjera estimula la discordia y el terrorismo entre las etnias. El Presidente de Bolivia se quejó de que la raza indígena está condenada al exterminio, porque está siendo explotada y marginada.
En efecto, recordemos que en América Latina anteriormente, “la colonia estableció una nefasta clasificación de las personas, cuando impuso la ciega superioridad del español y de todo lo español sobre el indio y sobre todo lo indio… pero aún en la actualidad, también en forma ciega lo indio se sigue considerando como la marca y el distintivo de lo inferior y despreciable” (1).
No olvidemos también que en el África, la esclavitud hizo que la población negra huyera y se escondiera, perdiendo contacto con la técnica y el desarrollo. Ahora, si es verdad que hace mucho que les reconocen ser libres y dignos como personas, son en estos tiempos esclavos del hambre, la miseria, la marginación, y víctimas de enfermedades mortales como el SIDA. La división internacional del trabajo, por intereses de los poderosos grupos económicos de las potencias mundiales, le ha dado al África negra un rol subalterno, de allí sus dificultades para desarrollar industrias y encaminarse al desarrollo. Es la zona más pobre del mundo y tiene el menor nivel de vida del planeta, es en la región subsahariana donde viven los más desposeídos del mundo.
Sin embargo, la madre de Cristo nos trajo al Dios encarnado de ella, Cristo derramando su gracia sobre toda la humanidad sin discriminación de razas, de xenofobia, de condición social, política, ni económica. Y la Iglesia de Cristo de la cual ella también es madre, trata de hacerse presente en todos los pueblos del mundo, en todas las épocas después de su fundación, en todas las culturas; y así se hace universal llevando su doctrina de solidaridad, de amor y misericordia divina, por doquier, para todas las naciones y razas.
Debido a que ella, la Virgen María, tuvo a la solidaridad como una de sus grandes virtudes simbolizada en el auxilio que le brindó a su prima Isabel y a los contrayentes en las Bodas de Caná, y que fue la primera en dar testimonio de Cristo al mundo, entonces, todo cristiano ha de enfrentarse ante la injusticia discriminativa que sufren los pueblos, dando también testimonio de Cristo, con caridad solidaria para todos los hombres y naciones, como parte del Reino de Dios en la Tierra, para todos sin exclusión.
María acompaña inamovible a las razas marginadas, en sus sufrimientos, privaciones y en la lenta muerte de sus niños y de sus padres; porque en sus sufrimientos se repite el dolor de su Hijo en la Cruz ante un mundo cruel aún todavía 2,000 años después de su crucifixión y muerte. Toda madre, de entre sus hijos, está más cerca a los débiles, a los sufridos, compartiendo sus dramas, llorando por ellos.
Así por ejemplo, la Madre del Redentor está sufriendo con los indios de los países latinoamericanos, en la medida que ellos constituyen todavía una raza oprimida y sujeta a servidumbre durante centurias desde la conquista española hasta hoy. Está con ellos en la medida que son marginados por la sociedad de su propia patria y de patrias ajenas a la suya, en la medida que sufren la insensibilidad e indiferencia de sus gobernantes, y porque sufren constantes saqueos y alienación de sus recursos naturales, propios del paraíso de su tierra que Dios les ha prodigado.
En el África negra, casi siempre excluida del amor y confraternidad mundial, y de su derecho al desarrollo, la Santísima Virgen María como madre que crió y amamantó al divino niño Jesús, busca en otros niños la ternura y atracción que inspira la inocencia y candor de sus rostros, pero con estupor y conmovida aprecia que millones de estos niños africanos, menores de 5 años tienen la mirada apagada y el rostro opacado por la desnutrición.
María como representante de los pobres de Yahveh, los busca, por eso está con los indigentes de esta región a quienes el mundo les ha asignado el estatus de los más desposeídos del planeta; y halla en la zona subsahariana el símbolo sangrante del pecado del mundo actual que es falta de amor y solidaridad, valores por los cuales su Hijo vino al mundo y ella dolorosa contempló su muerte en la cruz. Por eso, María quiere que veamos a Cristo en el prójimo y que cumplamos el mandamiento de su Hijo que es: “Amar al prójimo como a ti mismo”.
Ella por ser nuestra madre espiritual, en el sentido más profundo de la palabra, por el mandato del mismo Cristo y porque toda su vida y destino es la maternidad, primero de Cristo y luego de los hombres, es que siente un dolor en lo profundo de su naturaleza maternal ante el rechazo del que son víctimas los habitantes del África, quienes por eso viven como en una calamidad, en medio de tanta abundancia y riqueza terrenal que le son negadas.
También en aquella reunión de los Países No Alineados, María estuvo espiritualmente presente cuando el presidente de la República Centro Africana expresó que: “La dinámica de esta agrupación se basa en los principios de independencia, solidaridad internacional y justicia”, porque la solidaridad y la justicia son valores propios de algunas de tantas virtudes que ella cultivó, y su nación anheló también la independencia del yugo romano.
En cuanto a los valores de paz y vida, en esta reunión se advirtió que el Presidente de Ghana condenó el militarismo nuclear, y el gobernante de Libia dijo que el desarme total es un objetivo de este “Movimiento”. El Presidente de Haití expresó que ellos no son alineados a la injusticia y la guerra, pero sí, a la justicia y la paz.
En esta Cumbre se expresó la necesidad que tienen porque la paz llegue a territorios como Iraq, Líbano, Palestina, Afganistán, Sudán, entre otros. Así, el Presidente de Senegal expresó que la cuestión de Palestina y el Líbano está devastando al Medio Oriente. El Presidente de Palestina agregó que en su país hay opresión e injusticia, destrucción de casas y bloqueo cotidiano, además del "muro de la vergüenza".
El dignatario libanés condenó la campaña que contra el Islam se realiza vinculándolo a la violencia. Además, ellos consideran oponerse a las “guerras preventivas”, a las tesis de cambios de gobierno, al terrorismo y a los embargos económicos contra naciones. Consideran que deben luchar a favor de la cultura de la paz, tolerancia y respeto a la soberanía.
También están en contra de la ocupación de los territorios palestinos y de la invasión a Iraq y Afganistán. Tienen la esperanza de que las decisiones de la Asamblea de la ONU sean de cumplimiento obligatorio todas porque representan a todos.
Ante estos dramas expresados en esta reunión, seguro que la Santísima Virgen María desea que el saludo de la paz, que amorosamente se dan entre sí los del pueblo de Israel, se extienda también para otras naciones, por ello nos recuerda que Cristo nos dijo: “Mi paz os dejo, mi paz os doy” .
Los dignatarios de estos países manifestaron asimismo que deben crear un mundo en el que el enfrentamiento de ideas reemplace al de las armas.
Así, el representante de Maldivas manifestó que los principios morales deben estar por encima del poder, y que las partes en conflicto, aun de diferente cultura y religión, deben ponerse de acuerdo. La Virgen María está con ellos porque en el contenido del Evangelio de su Hijo se busca la paz y el entendimiento entre las personas y naciones, de allí que Jesús no se dejó llevar por sus mismos compatriotas que con Él querían levantarse en armas contra Roma, dado que su presencia era para algo de suma trascendencia para toda la humanidad: la salvación para la vida eterna. Les manifestó también que Jerusalén no se iba a levantar con la sangre de sus hijos, que oren por el enemigo.
Ella estuvo presente espiritualmente cuando el mencionado dignatario manifestó también que donde no hay paz no hay vida, porque María ama la vida y nos conduce al Cristo quien significa la vida eterna por la gracia sobrenatural, recordemos que Jesús nos dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”. La Santísima Virgen María protegió y cuidó la vida de su Hijo desde su vientre; por ello, se solidarizó con estos dignatarios cuando manifestaron que ante la muerte de inocentes, como los niños de Líbano, ¡ningún hombre debe dejar a otros cuando éstos sufren! No olvidemos la masacre de niños por mandato de Herodes de la que ella libró a su Hijo.
Como la Virgen María nos trajo al Mesías quien significa también la paz, se le atribuye además el título de “Reina de la paz”. Por eso es que ella estuvo con el Presidente de Grecia quien manifestó que sin paz universal no se puede alcanzar otros objetivos.
María confirma la aseveración del Presidente del Líbano cuando éste manifestó que la vida es más poderosa que la muerte. Si es verdad que ella dolorosamente presenció la muerte de su Hijo en la cruz, sabía que Él iba a resucitar, y así fue, Cristo venció a la muerte y gracias a Él que nosotros también podremos resucitar y dejar atrás la muerte que significa el pecado, y peor aun cuando es pecado mundializado en la opresión de unas naciones sobre otras.
La Santísima Virgen María fue elegida por Dios para facilitar, con su maternidad, la Redención de la humanidad. Ella ama a la humanidad. Ahora, se alegra cuando en esa última reunión se escuchó que el Movimiento de los No Alineados debe ayudar a transformar a la ONU para mejorar la vida de la humanidad, y también, cuando el Presidente de Kenya pidió buscar un orden mundial próspero y justo en el que se reconozcan los derechos de la Humanidad. Ellos consideran que mediante la solidaridad se debe aumentar el respeto por el Derecho Internacional y que la fraternidad e igualdad deben ser no sólo entre personas sino también entre naciones.
2. Por la división del mundo:
El mundo bipolar colapsó, entre el predominio de Estados Unidos y la Unión Soviética, ahora está dividido entre el Norte y el Sur, entre los países desarrollados y los que están en vías de desarrollo.
En esta Cumbre el representante de Ghana manifestó que en la actualidad hay predominio del unilateralismo de los primeros sobre los segundos. Manifestaron otros que hay tendencias hegemónicas, de unas naciones poderosas que marginan a los países en desarrollo, y que los abusos con estos últimos son insostenibles. Así, el Presidente de Miamar dijo que la amenaza de la fuerza o la doctrina de la “acción preventiva” de unos países contra otros deben rechazar; y que aún en pleno siglo XXI el mundo está lejos de desarrollar la equidad.
El dignatario libanés ante esta inseguridad internacional manifestó creer que ahora la cultura de la lucha y de la resistencia debe ser el medio para la libertad y soberanía de los pueblos afectados, tal vez se refirió a los últimos conflictos bélicos en Iraq o en el mismo Líbano. El representante de Bangladesh acotó que el Derecho Internacional no debe ser el de la masacre; manifestó también que hay polarización internacional entre ricos y pobres.
El representante de Guinea Ecuatorial dijo que el mundo está dividido entre países dominantes y dominados, que el mundo va en una sola dirección de intereses, hacia la de los poderosos.
Entonces los hijos de María están divididos, tal vez como desde el comienzo entre Caín y Abel cuando sus padres fueron arrojados del Paraíso a la aventura de la vida en el pecado y su maldad. Pero no olvidemos que el Creador a la serpiente maligna le dijo: “Una mujer aplastará tu cabeza” (2). Esto significó la tremenda responsabilidad que recibió María y con ella toda mujer, cual es la de vencer al mal del pecado. El primer mal social que sufrió el hombre fue el rechazo de Caín a su hermano Abel, al extremo del crimen. Este rechazo fraternal sólo puede ser vencido por el “Amor” que es un valor y un sentimiento sublime.
El representante de Grecia dijo que el mundo no debe pertenecer sólo a los grandes y poderosos. Recordemos que María fue de una condición social campesina, pobre y humilde, y que desde ese ambiente nos trajo al Redentor, para todos, poderosos y no poderosos sin excepción, como el regalo más grande que la humanidad entera haya recibido, a través de todos los tiempos. Así de promisor y generoso fue también Dios con su maravillosa y rica creación de la Tierra para todos, cuyos bienes debemos disfrutar sus hijos por igual y sin discriminación. El dignatario que representaba a Santa Lucía, deseó también que cada uno de los ciudadanos del planeta tenga los mismos derechos al disfrute de la civilización, tecnología y desarrollo mundial; pero esto no sucede así porque hay muchos países que luchan por su sobrevivencia. Entonces el drama de la pobreza que sufrió María continúa para millones de familias en el mundo, a pesar del alto nivel de desarrollo que Dios le ha facilitado al hombre. Este dignatario reclama también un mejor cumplimiento de los principios morales internacionales, como un orden económico internacional más igualitario.
Antes del nacimiento de Jesús, el mundo era indigno de recibir al Hijo de Dios, dijo San Agustín: “Dios Hijo se hizo hombre para nuestra salvación, pero en María y por María, gracias a ella Dios Espíritu Santo formó a Jesucristo en María” (3), sólo así pudimos recibir al Hijo de Dios.
Dios Padre entregó a su Hijo Unigénito a María para el mundo y éste lo recibió por medio de ella. Ahora el mundo nuevamente está en condición de indignidad, porque después de crucificar cruelmente a Cristo, y después de recibir la esperanza de la salvación continúa con modernas formas de vida horrenda en el pecado, como el abuso de unos sobre otros, tanto que con él simbólicamente repite nueva y constantemente el holocausto de Jesucristo en la cruz.
Urge ahora acercarnos más a María a fin de suplicarle que interceda ante Dios por la salvación del mundo y para que Él perdone las crueles desigualdades entre las naciones, pues ella fue corredentora. Apelemos a su infinito amor porque ahora mejor que antaño hemos sido declarados hijos de María, desde la cruz, por el mismo Cristo, y tenemos las puertas del Cielo abiertas a la salvación que Jesús nos ha conseguido con la colaboración de María.
Los habitantes de todas las naciones del mundo son considerados por igual como hijos de María. Su Hijo Jesús en su doctrina predicaba la igualdad y justicia para todos, pero Israel también sufrió el sometimiento de su pueblo por otros más poderosos, a través de su historia. Ahora 20 siglos después la humanidad todavía se debate en desigualdad de reconocimientos mutuos como pueblos con todos los derechos con que Dios los ha creado, y por los cuales mediante María ha enviado al Redentor, quien abogó por el oprimido y sufrió en carne propia la opresión del poderoso. Ella trajo al Mesías no para la salvación política de un pueblo o nación determinada, porque si así hubiera sido ya habría pasado sólo a limitada historia de un solo pueblo, fue algo más trascendente. Ella tuvo la grandeza y honra de haber traído al Mesías Divino para toda la humanidad de todos los tiempos y lugares. Para la salvación no de carácter político sino del mal del pecado que como ahora, por ejemplo, la hegemonía de los poderosos produce tanto sufrimiento a los pueblos de estos países del Movimiento No Alineado, Cristo por ser Dios está presente en la vida de hoy, también en todo el proceso histórico de la humanidad y en todos los pueblos.
En muchas familias suelen haber divisiones por rivalidades entre los hijos, prepotencias de los mayores sobre los menores, y la madre con su amor ayuda a todos, prodiga su ternura para evitar desigualdades, controla el brote de abusos de unos sobre otros; pero sufre cuando fracasa en estos propósitos. Es la humanidad actual como una gran familia de naciones, con María su madre que sufre porque entre ellas se da también estos fenómenos divisorios que se expresan en marginación a los pueblos del Tercer Mundo, desprecios a los mismos, abusos, guerras, desigualdades en el trato a los países pobres, unilateralismo en favor de los países desarrollados, etc.
Si Israel era inicialmente el pueblo elegido de Dios lo era también por sus virtudes. De allí, la gran responsabilidad de este pueblo en el escenario internacional, asimismo actual. Sin embargo, las naciones han evolucionado hacia la hegemonía de unas sobre otras, al abuso de las más fuertes sobre las más débiles; y en medio de todo este drama está María, la Madre Dolorosa clamando por la unión, igualdad, amor, solidaridad y justicia internacional entre sus hijos de todas las naciones del planeta, porque cuando aceptó la encarnación de Jesús en su vientre y posteriormente cuando aceptó el sufrimiento y muerte de Jesús, pensó que sería para la salvación no sólo del pueblo de Israel sino también para todos los pueblos de la humanidad de siempre, sin discriminación, ni preferencias, ni divisiones.
3. Por el drama económico
“Salvemos a nuestros pueblos de las garras de la pobreza”, manifestó el dignatario representante de Nepal. Es que la pobreza mundial está en la mayoría de los países “No-Alineados”, sin embargo tienen ellos un buen cúmulo de riqueza natural en sus tierras. Así por ejemplo, Asia tiene inmensos recursos; pero hay allí “la pobreza más abyecta”, en las zonas de países del Tercer Mundo. Por eso, los representantes en esta cumbre consideraron que el desarrollo y la erradicación de la pobreza son los desafíos a cumplir.
Sin embargo, los tratados económicos con las potencias internacionales les son desfavorables y depredadores de sus riquezas naturales sin justa retribución. Por ello, ahora, incluso no tienen los recursos suficientes para cumplir con los objetivos del tercer milenio. Además, el embargo y las sanciones económicas son acciones aplicadas en forma unilateral como instrumento de dominio muchas veces sobre ellos. Éstos y otros similares hechos los condenan al hambre y a la pobreza.
Por ejemplo, en el África las potencias coloniales de antes establecieron allí una economía fundada en las exportaciones de materias primas, sistema que hasta ahora continúa; por eso Costa de Marfil, gran productor mundial de cacao, no ha desarrollado una industria chocolatera. Níger, uno de los principales productores de algodón, no ha podido desarrollar la industria textil, porque los impuestos aduaneros de las potencias son muy altos, lo cual facilita la competencia de precios con los productos de los países a donde quieren exportar. Sus riquezas mineras y forestales son compradas a precios de saldo, para mayor enriquecimiento de empresas importadoras y transformadoras, de las potencias desarrolladas.
La Santísima Virgen María, como “Espejo de justicia”, sabe que la marginación, discriminación y subordinación que sufren estos países No-Alineados en el sistema de justicia social internacional conllevan para ellos pobreza, desnutrición, frío, sed, atraso y atropello a sus derechos humanos. Por eso, sufre por sus niños desnutridos y sin porvenir, por el atropello a su soberanía y libertad como naciones. Así también, sufrió tantas veces su pueblo israelí en aquellos tiempos pasados. Pero ella ante esta injusticia siente un alivio cuando recuerda haber oído de los labios de su Hijo la siguiente expresión: “Bienaventurados los que sufren hambre y sed de justicia porque ellos serán saciados”.
La Virgen María sufre asimismo por la sangre derramada por los hijos de estas naciones, en abusivos combates contra ellos. Sabe del frío que padecen las poblaciones pobres de estos países, en viviendas improvisadas, pues ella también sufrió el golpe del viento frío en la incomodidad del portal de Belén en el que alumbró al niño Jesús.
¡Cómo quisiera ella calmar la sed de muchas de estas poblaciones! Las que por su pobreza carecen de saneamiento. Nuevamente, angustiada escucha de sus hijos frases como: “¡tengo sed!”, como la que escuchó de los labios de Jesús en la cruz, pero esta sed es también parecida a la que tuvo Él en la cruz, ¡es sed de amor! En efecto, estos pueblos necesitan de amor que se les debe manifestar en la solidaridad internacional con ellos.
¡Cuántas veces María tocará el corazón de gobernantes de países poderosos y de funcionarios internacionales, en busca de amor y misericordia por todas las naciones marginadas del Tercer Mundo! Pero como las palabras de su Hijo Jesús, muchos de estos llamados caen en sus corazones como semillas de amor, sobre piedras, o espinas, o tierras fértiles, pero pisoteadas luego, y seguro caen también en tierra que tal vez den fruto. Porque ella como madre nuestra se preocupa más por las naciones débiles y pobres, y como Madre de la Iglesia, es a través de las intervenciones de la misma en el escenario internacional que clama por estos países. Así, pide condonación de sus deudas, también acciones de ayuda para mitigar el hambre, el frío, la sed y la enfermedad de poblaciones enteras. Pide justicia e igualdad para estos países y que ellos no sean objeto de desprecio y segregación mundial, porque ella sufrió también cuando despreciaron a su Hijo por ser “hijo de un humilde carpintero”. Estas suplicas de la Iglesia se observan mejor en los discursos de los Papas mediante las encíclicas, visitas y conferencias ante funcionarios internacionales. Están en el corazón de la Doctrina Social de la Iglesia.
“Salvemos a nuestros pueblos de las garras de la pobreza”, dijo el representante de Nepal, porque en estos países los niños lloran de un hambre crónico, los jóvenes sufren sus frustraciones y desesperanza; las madres lloran por su pobreza y se angustian ante la enfermedad no auxiliada de sus hijos desnutridos. María sabe del hambre y la pobreza porque ella también las sufrió.
Así las madres más humildes de estos pueblos que dan a luz en precarias condiciones de extrema miseria, son las que más se asemejan a María que también lo hizo en pobreza en el portal de Belén. Estas madres, después de parir a un hijo se llenan de gozo y ternura, pero comparten también con María la incertidumbre por el futuro de su hijo, en un mundo que sangrante por el pecado, seguro que promete para el niño sólo marginación, hambre, miseria y más miseria, como futuro ciudadano de segundo orden.
“Bendito es el fruto de tu vientre Jesús” dijo a María su prima Isabel. Si es verdad que el fruto que dio ella al mundo fue para el amor divino, la salvación y la paz; sin embargo, para la madre de Jesús significó también una incertidumbre por el futuro del Niño, además de un profundo dolor de su corazón por la angustia maternal al saber, por el anuncio del anciano Simeón, que una espada traspasaría su corazón. Fue así porque su Hijo iba sufrir terriblemente por todos nuestros pecados, y ella ya intuía este suceso.
La mayoría de las madres en estos países están ocultas por estar marginadas, en pobreza y humildad; sin haber pedido este estado estas madres viven así. La Santísima Virgen María fue también madre oculta por su humildad, “trató de esconderse a sí misma para ser conocida solamente por Dios, ella le pidió pobreza y humildad, y Dios se la concedió” (4).
De allí que Ella se identifica con los países del Tercer Mundo, esa es su nacionalidad en el escenario del mundo actual. Por lo tanto, todo desprecio, toda segregación, injusticia, desigualdad y despojo, que padecen estas poblaciones, son dramas que Ella también los sufre.
En esta última Cumbre del “Movimiento de países No-Alineados” se manifestó que sus gobernantes sufren desprecio y segregación por parte de los gobernantes de los países del Norte, y que sufren injusticia y desigualdad en sus convenios internacionales con ellos. Ahora, ella con los líderes de estos pueblos está espiritualmente en las sesiones del Consejo de Seguridad de la ONU, pero se ubica en las afueras de las reuniones de los países más poderosos del mundo.
Actualmente, en el mundo la solidaridad tiende a desaparecer, pero ella siempre fue solidaria con la salvación de la humanidad, hasta incluso al pie de la cruz. Ahora, contempla que entre sus hijos, en el panorama internacional, hay una minoría de ellos que es privilegiada, feliz, afortunada y egoísta, que indiferente al sufrimiento de la mayoría, disfruta, sin saciar, de lujos, comodidades y despilfarros. Pero ella sabe que: “Dios derribará de su trono a los poderosos y enaltecerá a los humildes, que a los hambrientos los colmará de bienes y a los ricos los despedirá vacíos” (5), pues así lo expresó en el Magnificat. Sin embargo, como madre también se preocupa de esa minoría privilegiada, porque Dios dijo que quien gana sólo felicidad en este mundo pierde su alma. Este drama también es suyo porque como madre nuestra quiere la salvación de todos sus hijos sin excepción.
4. Necesidad de la fe de María
Estos pueblos, por la opresión proveniente de potencias desarrolladas sufren angustia, desesperanza, falta de fe en lograr un porvenir digno de su naturaleza humana; pero ellos deben tener el impulso vital de luchar y luchar por romper las cadenas de la nueva forma de esclavitud de las naciones poderosas sobre las suyas. Necesitan la bendición de María, que derrame sobre ellos su virtud de fe en Dios, para el logro de sus propósitos de auténtica libertad y realización como pueblos en el escenario mundial actual de la globalización.
Recordemos que Jesús nos dijo que con una fe del tamaño de un grano de mostaza las personas pueden mover montañas. Esta gran fe es la que cultivo María, la tuvo en los propósitos divinos al momento de la Anunciación y siempre.
Los retos de la vida dan a estos pueblos la oportunidad de practicar la fe en Dios y en sí mismos, para que los aleje de la inseguridad, desconfianza, y para actuar confiadamente, sin temor, en pro de sus nobles propósitos. Necesitan de mayor fe para la posibilidad de realización de sus proyectos aun en contra de las dificultades que les presenta el escenario internacional, pero estos proyectos deben ser siempre de carácter moral y parte del amor a nuestros semejantes. Entonces, la fe en Dios para propósitos de tal naturaleza como los que se plantearon en esa reunión, es como un reflejo de la gran fe que tuvo María en la omnipotencia divina. Por eso, cuando se sientan como perdidos en esta lucha incesante en el escenario internacional, deben invocar a María para que les fortifique su fe en Dios con el fin de lograr sus propósitos y así mantengan la esperanza de un porvenir mejor para sus pueblos.
Ella con su virtud de fe facilitó el camino a la redención, este hecho fue el mejor logro para la humanidad. “Tuvo una fe viva e inconmovible, como una roca… que ayudara a permanecer siempre firme y constante en medio de las tempestades y tormentos… una fe intrépida que llevará a emprender y llevar a cabo – sin titubeos -- grandes y nobles propósitos” (6).
Su fe fue “mayor que la de todos los patriarcas, profetas, apóstoles y todos los demás santos” (7). Ellos con su fe lograron no sólo llegar a Dios, sino que también realizaron en la tierra hazañas registradas con letras de oro en la historia de la humanidad. Conocida es la hazaña que su fe le permitió a Abraham convertirse en un padre de naciones; Moisés apoyado en su fe liberó a su pueblo de la esclavitud; los apóstoles por su fe hicieron milagros y le dieron el impulso a los inicios de la Iglesia; muchos santos realizaron milagros gracias a su fe. Necesitan también invocar el auxilio de la Madre de Cristo porque ella es como un “Áncora firme que nos sostiene e impide que naufraguemos en el mar tempestuoso de este mundo” (8). Necesitan cultivar la devoción a María porque “dichosos los que entran en María como en el Arca de Noé. Las aguas del diluvio del pecado que anegan a tantas personas no les haría daño” (9). Porque la Santísima Virgen María sostiene a los que están a punto de caer y los levanta cuando han caído, nos puede facilitar la lucha por la vida. Si hay en entre estos países quienes no la conocen, mediante la evangelización llegada a ellos, la pueden conocer y aprender a invocarla.
Como María nos trajo al Redentor siempre trata de conducirnos a Él, y ahora su presencia espiritual en esta reunión también conlleva la de su Hijo, allí donde es necesaria la fe en la misericordia divina para estos pueblos. Ya que ella puede orar por estos hijos, e interceder con fe por ellos, como lo hizo en las bodas de Caná (10).
FUENTES
Quejas de los países oprimidos en una cumbre de Países No Alineados
1. Arguedas, José María “Indios, Mestizos y Señores”, Editorial Horizonte 1989, Lima – Perú, p. 71.
2. Génesis 3,15.
3. De Monfort, Luis María San “La verdadera devoción a la bendita Virgen María”, p. 16
4. Ibid. p. 7
5. Salesman, Eliecer, “El libro de la virgen” (cántico el “Magnificat”), Editorial Salesman, Lima – Perú 1987, p. 15.
6. De Monfort, Luis María, San, Ob. Cit. pg. 155
7. Loc. Cit
8. Ibid. pág. 128
9. Ibid. pág. 129
10. Jn. 2,1 - 11